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viernes, 31 de enero de 2014

Cuando la entrevista laboral pasa de inusual a joda



Voy a saltear la inusual entrevista telefónica que tuve, y pasar directo a la entrevista en persona, más que nada, para no extenderme demasiado.

Urquiza, Cap. Fed. El puesto, camarógrafo de eventos. Toco el timbre del departamento y el tipo baja. Tenía el pelo corto pero con ese jopito con gel adelante, y claritos. La remera era mitad celeste y mitad rosa, con un pantalón blanco, cortito, un reloj blanco enorme y zapatillas blancas. En una mano llevaba las llaves, en la otra un caniche blanco. Cuando abre la puerta, baja al perro, quien empieza a saltarme alrededor. El tipo me da la mano y subimos. Desde la primera imagen del muchacho con su perro supe que esta entrevista sería muy poco seria.

Al entrar a su departamento, esa sensación se intensificó. Era de un ambiente, muy chico. Abrió la puerta y la chocó con la punta de la cama. Bordeó un cesto con ropa y se sentó a la mesa. Me invita a sentarme pero su perro me lo impide sentándose él en la silla. El tipo lo saca y me siento. Luego, el perro se sube arriba mío y se queda ahí, durante todo el transcurso de la entrevista.

Que no se malinterprete: mi casa mide 2 centímetros cuadrados y es casi idéntica a la de este muchacho. Solo que no me parece que un tipo me reciba en su casa con el lavarropas andando y con un perro tan molesto. 

Vimos los links que me enviaste y nos encantó tu estilo audiovisual, me dijo. Aunque no entendí a quiénes se refería con “vimos” y “nos encantó”. Soy fotógrafo y tengo este emprendimiento: hago sociales, me dice. Tengo trabajo de acá a octubre. Me piden mucho video y obvio, yo no puedo hacer las dos cosas a la vez. Estoy buscando un socio, alguien que se encargue de grabar y de editar. Vos ponés tu precio por tu trabajo como encargado de video. De repente se escucha ruido de que apretan el botón del baño y abren la puerta. Era una mujer. Suponemos que la novia del muchacho. Se acerca y me saluda, luego le da un beso en la boca al tipo. Se sienta en la mesa, como si nada.

¿Cuantó me cobrarías por grabar y editar una fiesta?, me pregunta el tipo. Le digo, mínimo $1400. Ajam, me dice. Y, ¿editar solamente? Dependiendo del tipo de edición, del tiempo de entrega pero, una base de $800 está bien. Es caro, dice la mujer. Y yo por dentro pensaba: ¿y vos quién carajo sos? Sí, le dice él a la mujer. Luego me dice “parece bastante caro”. Yo trabajé con un ex camarógrafo de Telefé que me cobraba $500 por editar. Lo hacía en tres días. Y, a veces venía a hacer las filmaciones y me cobraba las dos cosas $900. ¿Y qué pasó?, le digo, ¿no trabajan más juntos? No, me dice, ahora es taxista y no tiene ganas de seguir trabajando de esto.

Mirá, los precios que te estoy pasando son muy económicos, le digo. Vos sabés cuánto están cobrando por estos trabajos. Pensá que yo tengo que ir, grabar, bajar la información, visualizarla y convertirla, elegir las tomas, cortar, pegar, meter efectos, ecualizar y masterizar el sonido, renderizar, hacer los menús de los dvd's y copiarlos. No puedo cobrar menos que un trabajo part-time porque esto es un trabajo de tiempo completo. Si te cobro menos, tendría que buscarme un empleo extra, porque no me alcanzaría para sobrevivir. 

Yo cobro un básico de $3000 por fotos, me dice. Si vos querés cobrar $1400, yo tendría que subir mi precio y ya no sería económico y voy a tener menos trabajo. Bueno, le digo, todo bien pero si vos querés un socio, alguien que se haga responsable de algo tan importante como el área audiovisual, si vos querés desligarte de eso, mínimo tenés que ofrecer algo justo. Ahora, si vos lo que buscás es un empleado, al que pagarle lo que a vos te parece, es otra cosa. Deberías definir exactamente que querés. Ser un poco más preciso y honesto: porque vos no querés un socio que gane su parte, que sea equitativo, vos querés un empleado y me estás regateando algo que, desde el vamos no es negociable. Es ilógico.

Bueno, dejame ver, me dice. Es muy caro tu precio pero podemos probar que hagas la edición de alguna fiesta a ver qué hacés y después, cuando me falle algún camarógrafo, te llamaría. Dejá, ni te calientes, le digo, ni te preocupes. Bajé al perro, me levanté, saludé con la cabeza, abrí la puerta y salí. Claro, tenía que abrirme la puerta de calle, así que se levantó y me acompañó en el ascensor. Quiso romper ese trayecto incómodo diciendo nuevamente que cobra barato porque sino no tiene trabajo y que iba a ver cómo  arreglar el asunto. Prometió llamarme y me pareció patético. Me fui muy enojado.

Así que, así fue.
Te invito a comentar, a recomendar, a preguntar y todo lo demás.
Saludos,
Muy Desempleado.

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