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jueves, 27 de febrero de 2014

Fin del contrato

(No hay foto porque estoy demasiado tenso y cansado esta semana. Sepan comprender)

Bueno, se termina febrero y estoy hasta las manos. Para aquellos que no siguen mi crónica anunciada de este empleo, que agarré: PARTE 1PARTE 2 - PARTE 3.

Ayer tuve que presentarme en las oficinas de RRHH de la empresa. Según mi jefe: o te rajan a la mierda o te ponen efectivo. Así que fui.

Luego de anunciarme y esperar en recepción un largo rato, secarme las manos con el pantalón, ponerme alcohol en gel, que se sequen, y que se repita varias veces ese proceso, me hacen pasar a una oficina donde sigo esperando otro largo rato, hasta que se aparece la RRHH. Mis manos estaban empapadas, pero me dio un beso. Se sienta, me vuelvo a sentar y me dice: ¿trajiste tu CV? Hmmm, nop. Bueno, ahí vengo. Fue y buscó un formulario.

Comenzó preguntándome cosas personales, muy básicas, hasta que me dijo: bueno, ¿por qué creés que quieren efectivizarte? La realidad es que... no sé, le dije. Y luego pensé en todo el esfuerzo que hice durante estas dos semanas:

-En principio, me acomodé bien al grupo.
-Aprendí el procedimiento del trabajo muy rápidamente: no solo contar los productos, sino que también, me preocupé en comprender y saber cómo es el armado de las carpetas de información. Al término de la primer semana ya lo hacía yo, y esa tarea es algo que enseñan a los empleados entre la tercera y cuarta semana de trabajo.
-Estoy haciendo un sacrificio enorme para ir a trabajar en este equipo al que me asignaron, ya que no es de mi zona. En la entrevista con la consultora se planteó que como yo vivo en Belgrano, iba a trabajar cerca, al menos en Capital. Entonces, vivo en Belgrano, salgo dos horas y media antes para encontrarme en Eva Perón y Gral. Paz, con mis compañeros. El trabajo es de 20:00 a 04:00. Así que, me dejan en Acoyte y Rivadavia, duermo en lo de mi novia, en Caballito, a la mañana siguiente vuelvo a mi casa (no siempre, pero casi siempre) y después vuelvo a hacer este recorrido: de lunes a viernes.

Y se los dije. Creo que dije algo más pero, con eso alcanza. ¿Ves?, me dice, había muchas cosas positivas, al final. Bueno, mirá, a mí me llama la atención que quieran efectivizarte con solo dos semanas de trabajo, me dice. Significa que confían en vos, que trabajás bien, agrega.

Luego de unas cuantas preguntas más, me dice: mañana (hoy) a las 8 de la mañana, tenés que ir a hacerte el preocupacional. Así que fui. Te cuento: anoche me acosté como a las 4 y un poco más, me levanté a las 7, con ganas de hacer pis y fui.

Estuve como hasta las 10:30 hrs. ahí. Volví a casa y me tiré a dormir hasta recién. Se supone que en estos días tiene que venir alguien a hacer la entrevista ecoambiental: ven dónde, cómo y con quién vivo, entre otras cosas. Ahora me voy a trabajar. Espero que cuando vengan haya alguien porque sino, según me dijo la RRHH, hablan con el encargado del edificio. Ese muchacho me odia. En fin, en dos días se me finaliza el contrato más mentiroso de mi historia laboral y, ¡puede que me efectivicen! Ahora todo depende de cómo se encuentre mi salud, supongo.

Así que, así fue. Capaz me quedo, capaz me echan. De todos modos, sigo buscando algo que tenga que ver con mi carrera. Eso siempre.

No te olvides de comentar y de recomendar el blog.

Saludos,


viernes, 21 de febrero de 2014

Los empleados apasionados



Una de las cosas que siempre me asombran, son los empleados apasionados por su mísero y rutinario trabajo. No son bomberos voluntarios, no arriesgan su vida queriendo hundir un barco ballenero en Japón, ni llevando adelante un comedor solidario. Pero ahí están: los ves y parecen legionarios conquistando el mundo por y para Roma.

¿Nunca se preguntaron por qué una persona puede tomarse tan seriamente un empleo tan absurdo como, en este caso, el de contar productos? ¿Hay que tomarse en serio el trabajo, simplemente porque es trabajo? ¿No somos más importantes nosotros, nuestra felicidad, nuestro compromiso ideológico, o nuestra visión y misión, que un empleo basura?

Llego al punto de reunión, donde nos pasan a buscar para ir a trabajar y, ahí están los empleados hablando sobre el trabajo: para bien o para mal. Ese es el mundo que conocen, el mundo al que están limitados. El mundo de contar base por altura a grandes velocidades, el mundo de los estúpidos supervisores de tiendas sucias, etc...

Y yo estoy entrando por ese fino conducto, muy de a poco, pero entrando. Mi vida se reduce a trabajar 8 horas nocturnas, dormir entre 8 y 12 horas, y luego, volver a trabajar. Conduce a la locura o al adoctrinamiento. Es un pecado a la libertad creativa, al razonamiento. Es un sacrilegio a mis años de estudio y capacitación. Es mear sobre el tiempo y el dinero invertido, es cagarte en tus discursos, en tu familia, en tus amigos y en tus pasiones.

Mi jefe tiene 33 años y vive con la madre y su esposa. Tiene este empleo desde hace 10 años, hace 5 es jefe de equipo de inventarios. Se cree que las sabe todas, que es el mejor. Que nadie es como él, sin embargo, quiere que todos sean él, trabajen como él, se vistan como él. O, al menos le festejen los chistes y le chupen las medias. Pero es un pobre tipo reducido a un empleo nocturno e insignificante, donde uno es fácilmente amaestrado, atraído por un sueldo “¿digno?”, revolviendo la mierda de rata de las tiendas para contar productos. Contar productos, de eso se trata. Nos pagan para contar productos. Ese es nuestro legado, nuestro mensaje al mundo: “Gonzalo el ex productor y realizador televisivo cuenta productos para sobrevivir, por un período de tres meses, con posibilidades de efectivización”.

Estas personas, ¿no quieren algo más? ¿Yo no quiero algo más? Mientras me preparo para ir a trabajar, me pregunto cómo podemos salir, arrancarnos de esta esclavitud mental, para, al fin, progresar en lo que nos apasione.


Ayer, mi jefe temporario (porque, según parece este trabajo es de cubridor de vacaciones y no más) dijo de un supervisor que se queja del trabajo: que se joda, si no le gusta el trabajo, hubiera estudiado.

Y yo me veía ahí, encerrado, destinado a la esclavitud creativa, aprendiendo a ignorar la tormenta existencial, sentado en el confortable sillón que es haber logrado, al menos por tres meses, lo que se supone correcto. Y aclaro, para el lector mala leche o para quien no comprenda el contexto: yo no soy mejor que ellos, tampoco.

Perdonen que estoy publicando menos pero no me dan los tiempos. No me queda otra que aguantar en el trabajo e intentar dormir menos para así, poder hacer mis cosas, las verdaderas cosas.
Saludos, 

lunes, 17 de febrero de 2014

Cubridor de vacaciones



Tal vez hayas leído mi entrada anterior: Dos consultoras, dos entrevistas, un empleo. Si no lo hiciste, te la recomiendo para seguir el hilo. Y si no tenés ganas: acá un pequeño resúmen:

1. Me postulé a un aviso para inventarista, en una consultora. Me llamaron a la brevedad y concretamos una entrevista, donde me dijeron que el puesto era efectivo (a prueba por 3 meses), contratado directo por la empresa y posibilidades de desarrollo en cualquier área de la misma; tendría la obra social Galeno, el sueldo sería $**** (en mano $****)

Se suponía que el miércoles tendrían a los candidatos y avisarían por sí o por no.

2. El domingo me llega un mail de otra consultora, para el mismo empleo (al que me postulé dos meses atrás). Si bien era el mismo empleo, el acuerdo era otro: puesto temporal, luego de 3 meses, la empresa solo conservaría al 50% del personal contratado y lo reubicaría en sectores administrativos. El sueldo era el mismo, pero fuera de convenio y no se hizo mención a la obra social.

Se suponía que yo tenía que tener disponibilidad para empezar en cuanto me llamen, aunque no sabían con seguridad si eso (yo) iba a ser necesario.

El día jueves me llaman de esta segunda consultora para que vaya a llenar la documentación. Cuando corto la comunicación, me llaman de la primer consultora para concretar una entrevista directa con la empresa, para el día lunes. Entonces le digo: mirá, me llamaron de otra consultora, quieren que vaya a llenar la documentación. Sí, pero deciles que vos tenés una entrevista con la empresa, el lunes, me dice la de rrhh. Que se yo.

Y fui a llenar la documentación, bastante nervioso porque no sabía exactamente qué hacer. Analicemos: la primer consultora me ofrece un empleo efectivo y la segunda, uno temporal. Pero, parecen el mismo aviso. El primero, algo “Photoshopeado”, y el segundo, algo más crudo. Mi realidad era que el segundo me ofrecía comenzar a trabajar y el primero una entrevista directa con la empresa.

No sabía cuál estaba manipulando el aviso y/o la entrevista. Me sentía algo paranóico. Pero iba decidido a que, si me contrataba la consultora, iba a decirles que no, porque el lunes yo tenía una entrevista con la empresa que, supuestamente me haría efectivo. ¿Se entiende?

Pero llego y le comento mi situación a la rrhh y se ríe. Con aires de superioridad dice: es imposible que te contrate la empresa directamente. Nosotros buscamos gente para esta empresa desde hace tiempo y confían en nosotros. Por eso, no concretamos entrevista con la empresa. Vos, con nosotros empezarías a trabajar hoy. Te mintieron en esa consultora. La empresa no contrata de manera efectiva, ni directamente. 

Como comentaba antes, yo había apostado a la entrevista directa con la empresa, el día lunes (hoy), pero esta segunda consultora me ofrecía comenzar a trabajar en el acto. Y, bueno, un desempleado inseguro no tiene coraje al apostar. Firmé los papeles.

La rrhh me dice: entre las 17 y las 19, un supervisor se va a comunicar con vos, para coordinar por donde van a pasar a buscarte. La empresa trabaja por zonas, así que, como vos vivís en Belgrano, te van a asignar al sector Norte, el supervisor te pasa a buscar y después del trabajo te lleva nuevamente. Genial, le dije. Y fui a casa a esperar.

Cuando iba en el colectivo, hojeando los papeles, vi que no me asignaron Galeno, me asignaron Osdepym... y lo obvio, leí que la consultora se queda con más de mil pesos por mes, de mi sueldo, por los servicios que me brindaron.

A las 16:45 me suena el celular, era un supervisor que me dice: no sé por qué te asignaron conmigo. Yo vivo en Mataderos, es imposible que te vaya a buscar y que te lleve de vuelta a tu casa. Vas a tener que moverte solo o encontrarte con nosotros en algún punto... que va a ser.

Así que, el primer día tuve que ir hasta Villa del Parque y, al regreso me dejaron en Acoyte y Rivadavia... a las 3 de la mañana. De ahí, una hora y media, entre que esperé el colectivo y el viaje hasta mi casa. (*)

En el viaje hasta Acoyte y Rivadavia, le comento al supervisor lo de las dos consultoras y el arreglo que agarré al final:

“En la consultora me dijeron que el sueldo es $****, la consultora se queda con más de mil pesos, la obra social es Osdepym, el trabajo es temporal, por tres meses y luego, la empresa se queda con el 50% del personal, al que incorporarán a sectores administrativos”.

Todos los que iban en el auto se empezaron a reir a carcajadas. Flaco, te mintieron, me dijo el supervisor. Vos estás acá como “Cubridor de vacaciones”, y... mirá: aunque vos trabajes bien, yo tengo que darle prioridad a la cercanía zonal. Yo vivo en Mataderos, los otros chicos viven a diez cuadras de mi casa. Vos vivís en la otra punta. Así que, en cuanto vuelvan los chicos de vacaciones, yo tengo que decidir qué hacer y, la verdad, no me sirve que vivas tan lejos.

Se supone que hoy, el supervisor iba a hablar con su jefe para ver si me pasan al equipo Norte. Sino, voy a tener que seguir viajando hacia la zona de Mataderos... hasta que me despidan... supongo.

No me quiero poner en víctima pero todos alteraron un poco la realidad y me cagaron. Si hoy no se resuelve el tema de la zona, llamaré a la consultora. En algún momento les contaré.

Así que, así fue.
No se olviden de comentar, de opinar y proponer.
Saludos, 

(*) En mi segundo día tuve que ir hasta Av. Eva Perón y Gral. Paz.


miércoles, 12 de febrero de 2014

2 consultoras, 2 entrevistas, mismo trabajo



1.
El viernes pasado casi cancelo una entrevista en el centro, por la terrible lluvia. Pero fui igual. Hay que ir igual. Cuando llego, la rrhh me dice: el chico que vino antes estaba empapadísimo. En otra época ese chico era yo. Ahora uso paraguas y piloto. Al menos cuando voy a una entrevista. Aunque me mojé un poco, todo salió de bien para arriba. ¿O eso quiero creer?

Era para el puesto de Inventarista en una empresa importante de supermercados. Hablé de mi experiencia y me encontré seguro y suelto. Noté que la rrhh estaba receptiva y que yo tendría chances de pasar a la siguiente instancia.

Me habló un poco del empleo y el acuerdo económico: es un trabajo efectivo, con posibilidades de desarrollo en esa u otras áreas de la empresa, $****, $**** en mano y una buena obra social. Los primeros tres meses son a prueba. La entrevista fue larga, casi media hora pero la pasé bien ya que la entrevistadora era muy amable y yo me sentía cómodo. Quedamos en que, desde hoy podía enviarle un mail o llamarla para saber en qué estado se encuentra mi postulación. (*)

2.
El fin de semana estuvimos con mi novia cuidando la casa de su hermana, en la provincia de Buenos Aires. Así que ni revisé mis mails. Cuando llegué a casa, a eso de las 16 de la tarde del lunes, veo que tengo un correo de una consultora, enviado el día domingo a las 21 horas que dice: URGENTE, ENTREVISTA LABORAL, DÍA LUNES 10-02-2014, 12:00 HRS.

Abro el mail desesperadamente y veo que los requisitos que pedían y la descripción del empleo eran iguales a la de la consultora que visité el viernes. Esta entrevista era para el puesto de Inventarista también. ¿Inventarista? Sí, inventarista. Lo primero que pensé es que esto sería una segunda entrevista, tal vez con gente del supermercado. Pero era otra consultora. Entonces me pregunté: ¿me llaman de otra consultora para el mismo trabajo?

Nunca me había pasado.

Entonces, le envié un mail comentándole que me fue imposible revisar los mails a tiempo, y si podía reprogramar la entrevista. Me contestó al instante. URGENTE, ENTREVISTA LABORAL, DÍA MARTES 11-02-2014, 17 HRS. Y fui. Capaz era una segunda entrevista o una primera. Tendría doble chance. ¿O triple?

Llegué, me presenté y me hicieron esperar unos 10 minutos. Preparé mi CV y mi analítico, acomodé mi pelo y me relajé lo mejor que pude. Viene la rrhh y me dice que pase a su oficina. No tenía silla para mí, así que fue y buscó una. Sentate, me dice, ahora vengo. Siempre se van. No van a ningún lado pero siempre se van los de rrhh. Te dejan a solas unos momentos y luego vienen.

Lo primero que me pregunta es: ¿con quién vivís? Le miento: con mi novia... hace un año. Contame de tu experiencia laboral. Entonces le comento, la noté receptiva y, me sentí seguro al hablar. Luego me comenta la oferta laboral. Ahí confirmé que era para el mismo puesto, en la misma empresa. Pero esta rrhh me dice algunos detalles distintos que la del viernes pasado:

La empresa busca personal (10) para cubrir posibles bajas. Además, agregó que algunos han renunciado porque la oferta económica no les satisfacía o porque consiguieron algo en un horario mejor. El puesto es temporal porque es un trabajo que se hace hasta abril. Luego, la empresa se va a quedar tan solo con el 50% del personal contratado, lo efectivizará y lo reubicará en los sectores administrativos que le parezca. El sueldo es $**** (el mismo que me dijeron el viernes), fuera de convenio.

No me habló de obra social pero me insistió en que es importante que esté atento a los llamados ya que, si algún puesto se libera, podrían llamarme.

En ambas entrevistas me desenvolví bien, tengo chances en ambas. ¡Pero es el mismo trabajo! Y, aunque eso sea raro, lo más raro es cómo me presentaron la oferta. La primera lo presentó como un puesto efectivo con posibilidades de desarrollo y la segunda como un puesto temporal donde hay que ganarse la posibilidad de quedarse.

¿Es raro? Bueno, estoy a la espera. 
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Así que así fue.
Saludos, 



(*) Le envié el mail esta mañana y me respondió que aún no tiene novedades.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Una nueva entrevista fallida

Venía apretado, sudando y triste, escuchando People Have The Power de Patti Smith y pensaba en esa escena de subte línea D. La gente tiene el poder.

Pienso que ninguna historia tiene final conclusivo. Al menos, en 29 años de vida que llevo vividos, no recuerdo que algo tenga un feliz final de temporada. Todo es un final inconcluso o infeliz. Y durante la temporada, lo que no es un obstáculo, es una esperanza que se pierde de un momento a otro.

Claro, hablo de lo laboral, de lo económico. Pero el poder que tiene esa zona en la vida de todos nosotros es inmenso. Yo vivo en la zona en que el problema es económico, laboral o misteriosamente kármico, la zona en que me veo haciendo las mismas cosas una y otra vez y no consigo resultado alguno, la zona en que analizo la situación en la que me encuentro, trazo un plan y cuando lo llevo a cabo, nada sale bien o se estanca (que es lo mismo que salga mal). Vivo en la zona donde todo es un comienzo, planear algo nuevo, una salida, un agujero en la pared para respirar, y donde te volvés a llenar de ideas y subjetividad. Vivo en la zona del fracaso constante, donde lo romántico de la esperanza suena repetitivo.

Estuve en una entrevista en el Instituto Americano para un puesto administrativo. Fue la entrevista más corta de mi vida. tres minutos. Máximo cinco: pasé de la esperanza a la tristeza en menos de un minuto. 

Entré, me presenté y me preguntó sobre mi experiencia laboral. Le comento que tengo experiencia en el área administrativa ya que trabajé en una escuela de arte y como profesor de Diseño Gráfico. Me dijo que el trabajo es muy simple y que lo podría hacer a la perfección pero es un trabajo de 9 a 18 de lunes a viernes y los sábados de 9 a 13, $3500 y no me dejaría tiempo para dedicarme a mis cosas. 

El tipo asumió que yo buscaba un trabajo part-time para continuar con otras tareas, supongo. Tal vez, algo referido a mi carrera. Pero yo estoy muy interesado en la propuesta, le digo. Si ves atentamente mi CV vas a notar que he trabajado en puestos administrativos y operativos toda la vida, y a la par, podía dedicarme a estudiar que es lo que más me gusta. Pero, para estudiar, debo poder mantenerme, le digo. ¿Realmente querés trabajar acá? Este trabajo es una boludez, la paga no es buena... no es que no lo puedas hacer, creo que lo harías perfectamente, me dice, pero no sé si es para vos. ¿Por qué querés trabajar acá? Necesito sobrevivir y me siento cómodo en este tipo de trabajo, le repito.

Bueno, dejame ver, me dice. Hoy, alrededor de las 18 voy a llamar a la gente seleccionada. Pero no te puedo prometer nada, la verdad, me dice.

Y me fui. Es todo tan injusto conmigo y con mucha gente. Llevo días apostando, preparándome para esta entrevista: lustrar los zapatos, elegir la ropa, usar gel, afeitarme, aprender el camino hacia el lugar, preparar mi discurso, etc. Y claro, también invertí mi tiempo y el poco dinero que me queda en viajes, por ejemplo.

Cualquiera podría decir que lo mío es contínua queja, que alguien bien plantado en la vida, no sería tan llorón. Porque la vida es eso: es una inversión, las cosas salen mal y tenés que continuar, tenés que sobrevivir sea tu empresa un éxito o un fracaso. Estamos de acuerdo: las cosas salen mal y hay que continuar. El tema es hasta cuándo uno quiere o puede continuar intentando.

Y ahí viajaba yo, parado en una esquina, mirando a la gente que comparte subte, que van hacia sus trabajos cada día. Me los cruzo de vez en cuando, cuando voy a alguna entrevista.

Así que, así fue.
Saludos,
Muy Desempleado.

martes, 4 de febrero de 2014

Queridos lectores y lectoras de mi blog:


Las últimas dos semanas he tenido -y aún tengo- obstáculos como para ofrecerles entradas de blog constantes. No se preocupen, en caso de que se preocupen, son solo obstáculos de la categoría Tecnología.

Problemas:
SEMANA 1 (semana pasada):
1. Intermitencias en la señal de internet: va y viene.

2. Se me venció el Illustrator. No sé que onda. Yo soy un capo de los seriales, los keygens. Con este no pude. Quise bajar un CS6 nuevo, pero bueno... me quedé sin internet.

3. Yo tengo dos PCs: con una navego y bajo cosas (no puedo hacer mucho más porque es muy lenta). Con la otra, trabajo. La PC con la que navego no tiene ni siquiera el Libre Office (no uso Office). Lo que pasó fue que la PC con los programas dejó de encenderse normalmente. Apreto el botón de power y no me carga el Windows, así que la apago. Pruebo eso varias veces y, después de un rato, arranca. Yo estimo que es la fuente de alimentación... ya veremos.

SEMANA 2 (esta semana):
1. Las intermitencias se transformaron en cortes de un día entero, al otro día se cortaba y al siguiente volvía. Así que llamé a Telecentro toda la semana. Luego de lidiar con grabaciones condescendientes, con esperas kilométricas, con operadores sin alma y con el auto conocimiento de niveles de estrés e impaciencia inimaginables para mí, conseguí 3 números de reclamo que me servirán para que me bonifiquen cuando se normalice la señal. 

Parece que se incendiaron las cajas que dan la señal, por problemas de tensión. Telecentro le tira la culpa a Edenor. La verdad no me importa quién sea el culpable, solo quiero un servicio constante porque mi pago es mensualmente... constante. 

Si el problema persiste, llevaré a cabo mi plan perfecto: les diré: me dan de baja de su incompetente servicio o me dan gratis HBO de por vida. Si funciona, les comento. 

Hoy me levanté y tenía internet, como si nada de esto hubiera pasado. Veremos cómo se sucede todo en el transcurso del día.

2. Como no pude bajarme el Illustrator CS6, durante la semana estuve entrando a una página que te tira seriales que duran para el día. Así que no fue para tanto este tema. El tema fue que...

3. La PC nueva ya no tardaba media hora en encenderse, tardaba el doble. Así que llamé adonde la compré, aún está en garantía. Ayer la llevé y bueno, se supone que en 72 horas máximo me llamarán para que vaya a buscarla.


El tema principal no es que no pueda compartir entradas con ustedes, sino que se me complicó la búsqueda laboral. De todos modos, acá estoy. Con poca pero constante señal, con una entrada que no tiene foto pero es una entrada al fin, y esperando el llamado del servicio técnico. Así que, de a poco las cosas se encaminan. 

Hoy, me tomaré un pequeño descanso de las búsquedas laborales, leeré Moby Dick y esperaré a mañana porque... ¡tengo una entrevista! Seguramente, mi próxima entrada hable sobre ella.

Así que, así es.
Saludos, ¡deseénme suerte!




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