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viernes, 31 de enero de 2014

Cuando la entrevista laboral pasa de inusual a joda



Voy a saltear la inusual entrevista telefónica que tuve, y pasar directo a la entrevista en persona, más que nada, para no extenderme demasiado.

Urquiza, Cap. Fed. El puesto, camarógrafo de eventos. Toco el timbre del departamento y el tipo baja. Tenía el pelo corto pero con ese jopito con gel adelante, y claritos. La remera era mitad celeste y mitad rosa, con un pantalón blanco, cortito, un reloj blanco enorme y zapatillas blancas. En una mano llevaba las llaves, en la otra un caniche blanco. Cuando abre la puerta, baja al perro, quien empieza a saltarme alrededor. El tipo me da la mano y subimos. Desde la primera imagen del muchacho con su perro supe que esta entrevista sería muy poco seria.

Al entrar a su departamento, esa sensación se intensificó. Era de un ambiente, muy chico. Abrió la puerta y la chocó con la punta de la cama. Bordeó un cesto con ropa y se sentó a la mesa. Me invita a sentarme pero su perro me lo impide sentándose él en la silla. El tipo lo saca y me siento. Luego, el perro se sube arriba mío y se queda ahí, durante todo el transcurso de la entrevista.

Que no se malinterprete: mi casa mide 2 centímetros cuadrados y es casi idéntica a la de este muchacho. Solo que no me parece que un tipo me reciba en su casa con el lavarropas andando y con un perro tan molesto. 

Vimos los links que me enviaste y nos encantó tu estilo audiovisual, me dijo. Aunque no entendí a quiénes se refería con “vimos” y “nos encantó”. Soy fotógrafo y tengo este emprendimiento: hago sociales, me dice. Tengo trabajo de acá a octubre. Me piden mucho video y obvio, yo no puedo hacer las dos cosas a la vez. Estoy buscando un socio, alguien que se encargue de grabar y de editar. Vos ponés tu precio por tu trabajo como encargado de video. De repente se escucha ruido de que apretan el botón del baño y abren la puerta. Era una mujer. Suponemos que la novia del muchacho. Se acerca y me saluda, luego le da un beso en la boca al tipo. Se sienta en la mesa, como si nada.

¿Cuantó me cobrarías por grabar y editar una fiesta?, me pregunta el tipo. Le digo, mínimo $1400. Ajam, me dice. Y, ¿editar solamente? Dependiendo del tipo de edición, del tiempo de entrega pero, una base de $800 está bien. Es caro, dice la mujer. Y yo por dentro pensaba: ¿y vos quién carajo sos? Sí, le dice él a la mujer. Luego me dice “parece bastante caro”. Yo trabajé con un ex camarógrafo de Telefé que me cobraba $500 por editar. Lo hacía en tres días. Y, a veces venía a hacer las filmaciones y me cobraba las dos cosas $900. ¿Y qué pasó?, le digo, ¿no trabajan más juntos? No, me dice, ahora es taxista y no tiene ganas de seguir trabajando de esto.

Mirá, los precios que te estoy pasando son muy económicos, le digo. Vos sabés cuánto están cobrando por estos trabajos. Pensá que yo tengo que ir, grabar, bajar la información, visualizarla y convertirla, elegir las tomas, cortar, pegar, meter efectos, ecualizar y masterizar el sonido, renderizar, hacer los menús de los dvd's y copiarlos. No puedo cobrar menos que un trabajo part-time porque esto es un trabajo de tiempo completo. Si te cobro menos, tendría que buscarme un empleo extra, porque no me alcanzaría para sobrevivir. 

Yo cobro un básico de $3000 por fotos, me dice. Si vos querés cobrar $1400, yo tendría que subir mi precio y ya no sería económico y voy a tener menos trabajo. Bueno, le digo, todo bien pero si vos querés un socio, alguien que se haga responsable de algo tan importante como el área audiovisual, si vos querés desligarte de eso, mínimo tenés que ofrecer algo justo. Ahora, si vos lo que buscás es un empleado, al que pagarle lo que a vos te parece, es otra cosa. Deberías definir exactamente que querés. Ser un poco más preciso y honesto: porque vos no querés un socio que gane su parte, que sea equitativo, vos querés un empleado y me estás regateando algo que, desde el vamos no es negociable. Es ilógico.

Bueno, dejame ver, me dice. Es muy caro tu precio pero podemos probar que hagas la edición de alguna fiesta a ver qué hacés y después, cuando me falle algún camarógrafo, te llamaría. Dejá, ni te calientes, le digo, ni te preocupes. Bajé al perro, me levanté, saludé con la cabeza, abrí la puerta y salí. Claro, tenía que abrirme la puerta de calle, así que se levantó y me acompañó en el ascensor. Quiso romper ese trayecto incómodo diciendo nuevamente que cobra barato porque sino no tiene trabajo y que iba a ver cómo  arreglar el asunto. Prometió llamarme y me pareció patético. Me fui muy enojado.

Así que, así fue.
Te invito a comentar, a recomendar, a preguntar y todo lo demás.
Saludos,
Muy Desempleado.

lunes, 27 de enero de 2014

Dos trabajos Part-time


Siempre me preguntan si las historias que cuento en Muy Desempleado son ciertas. La respuesta es que , son ciertas. Hoy les voy a contar una sobre dos trabajos part-time que tuve a la vez...


Hace ya mucho tiempo, trabajé como docente part-time, de nivel básico de diseño gráfico, en una consultora que ofrecía cursos y asesoramiento a nuevos emprendedores y a trabajadores, que cumplen licencia por accidente.

Me pagaban mensualmente, por cantidad de alumno. Como mi trabajo dependía de la tragedia de alguien que sufría un accidente, que caía en la consultora y que eligía mi curso entre otros 60 cursos, no me alcanzaba el sueldo para sobrevivir. Así que, paralelamente, comencé a trabajar en horario nocturno, en una empresa de inventarios.

Llevaba más de medio año en ambos puestos, pero no me alcanzaba para pagar cuentas ni ahorrar (*). En la fila para entrar a un inventario de F********, en el Gran Buenos Aires, me tocan el hombro. Me doy vuelta y veo a uno de mis ex alumnos. Había sido despedido de su trabajo anterior, y caído en las garras de esta empresa especialista en inventarios.

¿No trabaja más dando clases?, me dice. Sí, pero no me alcanza, le digo. Y ahora tenía de compañero a mi alumno que, sin dudas, era mejor auditor que yo.
Casi renuncio de la vergüenza que me agarró. Pero me la aguanté bien. Después nos hicimos amigos. Cosas que pasan en trabajos part-time.


(*) El trabajo de auditor es un empleo basura, destinado a no durar. Pero en otra entrada hablaré sobre ello.

Así que, así fue.
Los invito a comentar y compartir sus experiencias, vamos.
Si quieren pasen por mi facebook  y, los invito a suscribirse al blog, claro.
Saludos, 
Muy Desempleado

viernes, 24 de enero de 2014

3. Capacitación: Día 2



Ahí estábamos, el pibe del rodete, el puerto riqueño y yo. Ni noticias de la chica de los anteojos de sol. Los tres tipos, únicos sobrevivientes de la entrevista y las capacitaciones, esperando que nos nutran con un empleo remunerado, en este call center disfrazado de amor por la educación de hispano parlantes en Estados Unidos.

Cuando llega la hija del dueño, que es quien estaba a cargo de la capacitación, nos dice: “no sé si les comentó mi papá, pero hay un filtro. Por ahora, ustedes, han pasado ese filtro”. Pensé: ¡¿de qué filtro habla si de acá se fueron todos porque la propuesta laboral no convence a nadie?!

A diferencia de los días anteriores, donde nos enseñaron que “el cliente no es cliente, es un alumno que quiere aprender y progresar en un nuevo país y cultura”, ahora, nos dicen que “el cliente tiene una necesidad que tenemos que motivar como sea. Tenemos que, con el arte del speech, tentarlo, atraerlo, tiene que sentir la necesidad de hacer el curso, tiene que ver la posibilidad de progreso, de conseguir el sueño americano que tanto anhela.” 

“Si por alguna razón ven que el cliente duda, le preguntan: ¿hace cuánto que está aquí, en EEUU? Dejan unos momentos para responder y preguntan: Usted, ¿cree que consiguió algo en estos años? ¿Cree que hizo algún progreso? Ahí le clavan el cuchillo porque, esta gente, a lo sumo consiguió un empleo de 14 horas, no tienen seguro social, tienen un mal sueldo y cabe la posibilidad de que sean ilegales”.

Comencé a preguntarme si yo no era igual que el cliente: atrapado, motivado por el speech de un empleador que me promete comisiones sin techo, que me promete el progreso y el buen clima laboral.

La estructura del speech es simple: es una guía de presentación y preguntas que van desde, la presentación del vendedor, conocer al cliente (sacarle todos los datos posibles y con esos datos llevarlo adonde queremos, por ejemplo: dónde vive, con quién, a qué se dedica, por qué quiere hacer el curso y si tuvo experiencia en esa carrera), preguntas y afirmaciones de motivación ¿o desmotivación? (como la que mencioné más arriba de si logró algún progreso en su tiempo en EEUU) y luego, las formas de pago. La idea es mantener esa estructura, escuchar a la persona, mantener un diálogo en pos de que compre el curso, meter al cliente en un embudo del que solo puede salir pagando el programa educativo.

Nos pusieron a cada uno al lado de un vendedor para que veamos y escuchemos cómo es el trabajo. Estuve al lado de un tal José. José tendría 25 años. Un tipo copado en un trabajo miserable. Me dice: ¿alguna vez trabajaste en un call? No, le digo. Es una mierda, me dice y cambia la voz rotundamente, cuando alguien en el estado de California le atiende. 

José me muestra un Excell donde anota sus ventas del mes. Hizo, supongo unas 500 llamadas, tan solo logró 15 ventas, de las cuales 10 se las cancelaron en el llamado de confirmación del envío, 3 están en veremos y, tan solo 2 fueron exitosas. José hizo solo 2 ventas ese mes, por lo tanto habrá recibido de comisión entre $100 y $200 por cada una, más algún premio (si es que los premios son reales, ya que ni nos informaron de ellos). Este mes cobraría algo así, como máximo $2900. Y es el mejor vendedor que tienen.

Sabíamos desde el principio que era un call center, que la buena onda, paulatinamente se transformaría en tensión según la cantidad de ventas, que el alumno es un cliente, que el sueldo es de terror, que no hay aportes, no existe la antigüedad, ni el progreso. 

“No hay techo de ventas”, decía el dueño de la empresa y “no hay un mínimo”, decía su hija. Es realidad que no hay techo de ventas y que no hay un mínimo que puedas hacer, pero fijate como manipulan el lenguaje, como manipulan a los empleados, comprándolos con café, jugo, galletitas y un disfraz de buen ambiente laboral para que el desempleado agarre pensando que podrá progresar en su vida, ¿no?

Y bueno, como decía esta Capacitadora, "hay un filtro", y en este caso soy yo mismo: no pienso volver a pisar ese lugar.

Así que, así fue.
Si no leíste La entrevistaacá está.
Si te faltó la Capacitación: día 1, acá la tenés.

¿Tuviste experiencia en Call Center?
Contá, dale.
Saludos, 
Muy Desempleado.


miércoles, 22 de enero de 2014

2. Capacitación día 1



Misma hora, mismo lugar. Estoy sentado solo en la terraza de las oficinas donde está ubicada la empresa de ventas de programas educativos. Primer día de capacitación. No vino ninguno de los que estaban en la entrevista: ni el pelado, ni la chica de los anteojos de sol, ni la vieja. Nadie. 

De repente, se acerca un puerto riqueño. Luego, llega un flaco con rodete. Se ve que la empresa hizo varias entrevistas. Esperamos poco y nos vienen a buscar. Misma oficina pero ahora, no es el dueño de la empresa quien está enfrente, es su hija. Otra vez a presentarse. Después, nos pregunta qué hablamos con su padre, se explaya en algunos puntos y nos muestra la página web. El muchacho del rodete saca una tarjeta y se la da a la hija del dueño de la empresa. Tomá, le dice, si querés puedo mejorar tu web. Este es mi emprendimiento: desarrollo web. Ajam, gracias, dice, se la paso a papá. Abren la puerta de la oficina: es la chica de los anteojos que llega tarde. 

La capacitadora nos comentó cómo es la dinámica de trabajo y respondió algunas curiosas preguntas que, en la Capacitación 2 sonaron a otra cosa:

1. ¿Hay un mínimo de ventas que se debe hacer?
No, no hay un mínimo pero lo normal es que vendas 40 programas por mes. Menos es extraño.

2. El sueldo es un básico de $2500, ¿nos podés comentar sobre las comisiones?
Sí, yo no tengo mucha idea sobre eso. De eso se encarga mi papá (*) pero, tengo entendido que hay varios tipos de comisiones, según el tipo de venta que se haga. Si abona el curso completo, en el momento y con tarjeta de crédito, sería lo ideal. No sé cuánto es el porcentaje de comisión. Pero, por ejemplo, si ustedes realizan la venta, con el precio regateado o, si la persona paga al recibir el curso, es $100. Si el precio no es el regateado, o paga con tarjeta, la comisión sería $200. 

A esto hay que tener en cuenta que nosotros llamamos para confirmar el envío del curso, unos 4 días antes del envío. Más del 60% de la gente cancela el pedido en esa instancia. Por lo tanto, a pesar de haber aceptado el curso, la persona se retractó y ustedes no cobrarían la comisión ni la venta. 

Ahora,  la que cierra las ventas soy yo. Yo reviso el papeleo y confirmo datos. En el caso de que ustedes hayan pactado el pago en cheque o en money order, si yo consigo sacarle la tarjeta de crédito, la comisión se divide a la mitad y la repartimos. Si un alumno, cuando hacemos el llamado de confirmación se retracta y yo la convenzo de que lo compre, también dividimos, no hay drama.

Chicos, ustedes tienen que tener en cuenta que esto no es un call. Acá el trato con la gente es otro.  A mí me gusta llamarles “Alumnos”, no “Clientes”. “¿Ustedes se creen que por ser argentinos son más vivos que ellos? Les hago una pregunta: ¿quién es más tarado, ellos que viven en Estados Unidos, o ustedes?” Luego de un largo silencio, la chica de los anteojos de sol de la primera entrevista contesta: me parece que ninguno de los dos es tarado.

Luego de querer explicarse mejor, y sin tener éxito porque lo que dijo, lo dijo, nos dijo: “si no tienen más preguntas nos vemos el lunes a la misma hora, así vemos el speech. Ah, antes de irse les voy a dar tarea. Quiero que me escriban en una hoja las cosas que los motivan y que los desmotivan.”

Salí de ahí peor que la vez anterior, y con tarea. Si hay algo que me desmotiva, es este tipo de empleo y hacer ese tipo de tareas.


(*) Su papá, el día anterior, tampoco  “sabía” como eran las comisiones, ni los premios.

Así que, así fue.
Por si no leíste, La Entrevista
Mañana: Capacitación día 2.

Saludos,
Muy Desempleado

lunes, 20 de enero de 2014

1. La entrevista


La entrevista era en las oficinas de la empresa. ¿De qué va la empresa? Venta de programas educativos. Lisa y llanamente: un puto call center. Algunos de ustedes sabrán que odio esa rama de la esclavitud pero, en estos momentos estoy metido en la mierda más profunda de la desesperación laboral y tuve que acceder.

El vigilancia me dice: subí al piso 8 y esperá en la terraza. ¿En la terraza? Sí, en la terraza. Ya te van a llamar. Subo al piso 8 y veo la puerta hacia la terraza. Me acerco pero no salgo ya que había otras personas fuera. Mi paranoia decía cosas como: tenés que ir y sociabilizar, porque pueden estar grabándote para ver cómo te desenvolvés socialmente.

Salí al patio de ese espejado y frío edificio. La vista era miserable como en casi toda la ciudad. Había una pileta, una mesa y bancos de plaza. En esos bancos estaban un tipo pelado y una vieja. Nos saludamos. El pelado estaba sentado en la cabecera de la mesa, como si fuera Julio César. Tenía el típico aire de superioridad que tienen los que piensan que van a pisarte la cabeza en la entrevista. Me dio la impresión que era un topo de RRHH, así que le dediqué mis mejores sonrisas y, simplemente contesté lo que me preguntaba.

“¿Hace mucho estás buscando trabajo?”, me dijo. Mentí: no, esta semana empecé. El pelado dice “esta debe ser la segunda entrevista más rara a la que fui en mi vida. La primera fue para Intel. ¿Conocen la empresa Intel? Fue en un bar, me pedí una cerveza y café”. ¿Por qué no te habrán contratado?, pensé. Luego, llegó un flaco más que, era algo así como mudo, y una chica que, lo primero que dice es, “nos hubieran dicho y traía la bikini”.

Luego de media hora de espera, viene una mujer y nos dice que la acompañemos. Entramos a la oficina. Hay 10 máquinas, 3 ocupadas. Pasamos a una oficina personal. Le damos la mano al dueño de la empresa y nos invita a sentarnos.

Cada uno de nosotros se presenta y luego, el dueño de la empresa cuenta que es una empresa familiar que vende estos programas educativos a los hispano parlantes que viven en EEUU. El trabajo es para venta telefónica y cada venta dura alrededor de 45 minutos. El horario es de 17 a 23 horas por la diferencia horaria.

De repente, el tipo mira a la chica que al principio quería meterse a la pileta (la postulante) y le dice: ¿te da el sol en la cara? Sí, le dice ella. Tomá, te presto mis anteojos. El tipo le presta sus anteojos de sol, la mina dice “gracias”. Y luego el tipo le dice: pero devolvemelos cuando te vas.

Luego de esa escena de grotesco surrealismo laboral, llega la parte que nos interesa: el sueldo. Nos dice: ustedes, lo que van a cobrar es un viático de $3500. Un viático de $3500 los dos primeros meses. Un viático porque ustedes son los que regentan su propio negocio acá. De ustedes depende su sueldo. Acá no hay techo para las comisiones: pueden cobrar 10 lucas, 11 lucas, pero tienen que vender.

Perdón pero, no entendí eso de los dos primeros meses, dice el pelado. Claro, dice el dueño de la empresa, nosotros invertimos esa plata en ustedes al principio, porque no tienen experiencia en este lugar, no tienen la dinámica de venta que nosotros utilizamos. Invertimos esa plata en ustedes, repite.

Ajam, ¿y después de los dos primeros meses?, dice la chica de los anteojos de sol. Después, el sueldo fijo que se cobra es $2500, más las comisiones. Te hago otra pregunta, dice esta chica: ¿este trabajo es en blanco? Luego de un evidente e incómodo silencio, el dueño de la empresa dice: eh, bueno... me parece que... el monotributo, ahora, tiene aportes. Sí, me parece que sí, dice la chica. Entonces, el tipo cambia de tema rotundamente: acá chicos, nosotros los tratamos bien, tienen jugo, agua, galletitas, pueden salir a fumar, se los respeta, porque nosotros queremos que vendan. Si ustedes venden, nosotros estamos bien... y ustedes también.

Luego de diez minutos más girando en este tema del buen trato, nos dijo: bueno, el viernes y el lunes van a tener una capacitación. El trabajo comienza el miércoles. Ah, ¿ya venimos a la capacitación?, dice la señora. Sí, sí. Y... ¿la capacitación es paga?, dice la chica, sacándose los anteojos y poniéndolos sobre la mesa. Hmmm, no, no es paga, dice el dueño de la empresa. Pero es un ratito, dos horas. ¡Chicos, no es nada!

El pelado está recibido de realizador de efectos especiales y, según comentó en la entrevista, está estudiando bioquímica también, porque “tuvo un momento trascendental hablando con una profesora, que le voló la cabeza”. La vieja trabajó toda la vida en telemarketing. Íbamos los tres en el ascensor. El pelado le dice a la vieja: mirá, cuando vos dijiste que trabajabas de telemarketer vendiendo planes de ahorro y de obras sociales, la verdad, no quiero ofender pero me pareció repulsivo. Pero este producto me gusta. Me parece fácil de vender. Pensá que los mexicanos que van a vivir a Estados Unidos no tienen plata para pagarse estudios. Allá sale una fortuna estudiar. Pero ellos quieren progresar. Ahí me puse mis auriculares y dejé de escuchar ese discurso conformista, racista y soberbio. Vergüenza para los profesionales desempleados.

Y bueno, salí de la entrevista con un gusto amargo en el alma.
Mañana les cuento qué sucedió en la Capacitación, día 1.

Saludos,



martes, 14 de enero de 2014

Aquella vez, en X*****



Tenía una entrevista en una empresa de software, en Puerto Madero, para el puesto de reclutador. La empresa tiene su cliente, un software a desarrollar y, bueno, X***** (la empresa) contrata diseñadores, desarrolladores, etc., terciariza el trabajo. Y yo, vendría a ser el que busca a esos diseñadores, desarrolladores, etc. Un trabajo interesante.

La entrevista era un martes a las 14:00 hrs. Hasta Puerto Madero tengo como una hora de viaje, así que 12:30 hrs. ya estaba preparado para salir cuando recibo un llamado de RRHH, pidiéndome disculpas pero debían reprogramar la entrevista para el día siguiente, a la misma hora. Así que, al día siguiente, 12:30 hrs. salí para Puerto Madero. A diferencia del día anterior, éste llovía y había mucho tránsito. De todos modos llegué a horario. 

Me anuncio en el puesto de vigilancia y me preguntan con quién tengo la entrevista. R*****, le digo. Ah, pero ella no está, salió a una reunión, hace un rato. Pero si vos tenés una entrevista y ella sabe, seguramente va a volver. Esperala ahí, me dice.

Estaba sentado y R***** ya tenía quince minutos de retraso. Comencé a traspirar. Saqué mi libro e intenté concentrarme en la buena literatura. El hombre de seguridad se acerca y dice: seguro que era hoy, ¿no? Sí, le digo.    

A los pocos minutos me suena el celular: R*****. Me pide que la disculpe, que está muy retrasada en una reunión y que, si no me era mucha molestia, espere a H*****. H***** me haría la entrevista cuando llegue. Está atascado en el tránsito. 

Cuando tengo una entrevista intento no hacer ningún otro plan para ese día, así que, mucho no me importó esperar unos cuantos minutos más. Aprovecharía para leer y, ya estaba más tranquilo, sabiendo qué estaba pasando. Pero estaba todo sudado. Fui al baño y me cambié la camisa (siempre llevo una de repuesto).

A las 14:30 hrs. llega un flaco, se anuncia y se sienta a esperar, al lado mío. El hombre de seguridad lo mira y le dice: H***** llamó pidiendo que lo esperes, está retrasado. Gracias, dijo el flaco, y agarró una revista, apoyó los pies en la mesita, y se puso a leer.

14:40 hrs.: llega una chica mucho menor que el flaco y que yo, pero con una seguridad desbordante, una presencia que decía “este trabajo es mío”. Se anunció y esperó parada. Ya me sentía amenazado por la buena presencia, la seguridad y la juventud. Comencé a sudar nuevamente.

15:15 hrs. llega H*****, habla con los de seguridad y le dice al flaco que estaba al lado mío que lo disculpe, y que espere un poco más. A los 10 minutos vuelve y lo invita a pasar a su oficina. Yo ya no podía leer más, estaba todo transpirado, llevaba más de una hora de espera, llovía y no me sentía confiado. 

El flaco sale luego de 20 minutos aproximadamente. Aún no comprendía por qué lo entrevistaron primero, si yo había llegado antes. Entonces, cuando aparece H***** para la próxima entrevista (como 10 minutos después de que se fue el flaco) le digo: mi entrevista era con R****** y estaba pautada para las 14:00 hrs. Sí, ya sé., R****** me pidió que te haga yo la entrevista. Termino con ella y pasás vos, ¿dale?.

Así que esperé otros 20 infinitos minutos a que terminara la entrevista con esa chica que, sin dudas, conseguiría el puesto. Cuando salió, H***** me dice: dame un momento. Y claro, yo ya estaba ahí, esperando, ignorado, hace dos horas, ¿qué me hacía un momento más?

Cuando salí de la entrevista pensé, “si me hubiera contratado todo esto hubiera valido la pena”.

Así que, así fue.
¿Alguna vez esperaste más de lo debido por una entrevista?
Saludos,
Muy Desempleado.



lunes, 13 de enero de 2014

Otra entrevista fallida



Hoy desperté recordando el día lunes, 4 de febrero de 2013. Tenía que estar a las 15:00 hrs. en la Rural, para una entrevista en C******* R*****, una empresa líder en eventos, tecnología y audiovisuales. A las 14:45 hrs. me anuncio en la puerta, me indican cómo llegar a la instalación de la empresa y voy. La puerta estaba abierta así que entro. Había dos nerds mirando Jimmy Fallon en youtube. Me presento y uno de ellos me hace pasar a la oficina. Dice: ¿conocés a Jimmy Fallon? Sí, claro, le respondo. Y hablamos un rato de Jimmy. 

Todo venía bien hasta que dijo que Lost es insuperable. Yo estoy parado en la otra vereda. Para mí, la insuperable es The Sopranos. Luego, este muchacho me habló de The Big band Theory y la entrevista se venía a pique, así que tan solo asentí: “la mejor comedia del momento”. Sabemos que no es cierto y que, tanto TBBT como HIMYM son una basura, refritos mal hechos sin humor y totalmente sobrevalorados. Pero yo quería el empleo, así que me limité a sonreír.

El muchacho que me hacía la entrevista no era mucho más grande que yo. Una mezcla de Richard Ayoade y Aziz Ansari. A pesar de nuestras diferencias seriéfilas, nos llevamos muy bien y la entrevista salió genial. Me dijo: bueno, podemos trabajar juntos perfectamente, así que, si para el día viernes, no te llaman para la entrevista con el gerente, comunicate vos. Estiró su mano y me dio una tarjeta de la empresa. 

Ya era viernes y aún no me llamaban. Llamo y luego de que explico mi situación, me mantienen en espera. Luego de unos minutos me confirman la entrevista con L****** o M*****. ¡Genial!

El lunes 11 de febrero del 2013 me presento a las 17 hrs. Esta vez no había ningún nerd. Había un técnico reparando un aire acondicionado y, en la oficina (con la puerta abierta) un hombre con acento italiano mantenía una entrevista con un flaco. Me senté a esperar y claro, escuchaba todo. No tardé en detectar que esa era una primera entrevista, de acá a la China. Sin escalas.

Cuando terminan, el tano acompaña al postulante a la puerta, me levanto y me presento. Y dice: ah, esperame unos minutos. Entonces entra nuevamente a la oficina y cierra la puerta. Toma el teléfono y se comunica con M*****. Las paredes eran de algo un poco más grueso que papel, así que escuché todo. L. le dice a M. que no sabía que había otra entrevista, que pensaba que eran solo 4 y ahí afuera tenía a un quinto. Se la hago igual, dice. Corta y me hace pasar.

Sabía que no iba a obtener el empleo. 

Obviamente, lo primero que se comenta es la situación: disculpá no sabía que había otra entrevista pero no pasa nada. La hacemos igual. ¿Llegaste bien? 
Le comento que esta era mi segunda entrevista y que en la primera se había insinuado la idea de una segunda como mera formalidad. Ignoró por completo mi comentario.

Luego de que me hace la entrevista (como si fuera una primer entrevista), me dice: mirá, el chico que te hizo la entrevista no trabaja más acá. Y nosotros estamos en una situación complicada con la Rural. Nos deben mucha plata y piden que les bajemos el presupuesto anual. A nosotros no nos conviene porque estamos perdiendo mucho dinero. Este año casi no hicimos ganancias. Esta semana hay negociaciones para ver si nos quedamos o si nos vamos a otro lado. Así que, no creo que contratemos a nadie.

Yo, por dentro, pensaba: ¡¿por qué carajos me está contando esto?! No soy su amigo ni su empleado y, por como venía la cosa, no lo iba a ser nunca. Además, al chico de la entrevista anterior no le había dicho nada de esto.

Hoy, 13 de enero del 2013, casi llamo a C******* R***** para ver si siguen en la Rural, pero no quería deprimirme. Hace casi un año que mantengo este misterio... ¿me mintió porque no sabía cómo decirme que se confundieron al concederme una segunda entrevista? Si no iban a contratar a nadie, ¿para qué seguían entrevistando? ¿Era verdad que se estaban por ir de la Rural? En ese caso, ¡¿por qué me contó esas cosas?!
  
En fin, así que, así fue.
Los invito a me gustear mi FACEBOOK y a suscribirse al Blog. Vamos, no sean tímidos.
Saludos,
Muy Desempleado.



jueves, 9 de enero de 2014

Tipos de CV, perfiles y carta de presentación



Hay días que son terribles. A todo el mundo le pasa. Ayer a la mañana mi mamá me mandó un sms, pasándome una web de búsqueda laboral. “Entrá ahí”, me dijo. Cuando me acosté, en la noche, pensé lo siguiente:

Tengo un perfiles en:
  • Zonajobs
  • Bumeran
  • Clarín Empleos
  • Media Match
  • Jobomas
  • Y desde hace un rato, en Reklut
Ingresé mi CV (¡todos mis datos!), en infinita cantidad de páginas que ofrecen llenar un formulario, que recibe  directamente el RRHH de la empresa. Es imposible recordar todas pero, por ejemplo: 

  • MTV
  • Cines Hoyts 
  • Village 
  • Telefé
Cuando me postulo por mail, a avisos de Computrabajo, Empleos en TV, etc, tengo 3 tipos de CV distintos, no solo en contenido, sino también en diseño.

Tipos de CV:
  • El “Pro”: enfocado en mi carrera; contiene mis estudios, cursos, links a trabajos realizados, pasantías y empleos en relación de dependencia (o independientes) que tienen que ver con  mi profesión. Este tipo de CV lo envío a avisos de productoras, canales de TV, trabajos audiovisuales freelance y ese tipo de cosas.
    El diseño de este CV lo hice en Flash e Illustrator. Hoy en día estoy preparando un video CV.
  • El “Operativo”: en este CV, omito la parte creativa y me enfoco en la experiencia laboral en puestos operativos y otros, por ejemplo: vendedor, cajero, cadete, etc. Es un CV muy sobrio hecho en Word.
  • El “Pro-O”: este CV combina los anteriores y está enfocado a empleos administrativos, docencia, empleos creativos o puestos de venta en empresas de tecnología, por ejemplo.Es un PDF diseñado en Illustrator e InDesign.
Cada uno de estos CVs tiene su carta de presentación, cuidadosamente redactada para no caer en el cliché, usando palabras y frases claves que detallan mi experiencia y explican por qué me postulo. Cabe destacar que, además, estas cartas deben ser modificadas según el aviso al que me postulo. Y claro, actualizo mi CV ya sea, reescribiendo o re diseñando, constantemente.

Pero, ¿qué pasa? Si voy hacia atrás en el historial de mis búsquedas laborales por internet, no conseguí siquiera un solo trabajo decente. ¡Ni siquiera un-solo-trabajo!
La cantidad de horas por día que invierto en buscar empleo en la web no se justifican. Ni siquiera cuando, solamente, me centro en empleos relacionados a mi profesión.

Hoy no quería buscar trabajo. Hay días que son terribles. A todo el mundo le pasa.
Saludos, 
Muy Desempleado.

martes, 7 de enero de 2014

La rutina de Muy Desempleado



La rutina siempre es la misma: 

??:?? Despierto, cuando los vecinos se acuchillan. (A veces es más suave: golpes de puerta o insultos) 
10:00 Me hago un café y busco empleo hasta el mediodía. 
12:30 Almuerzo y veo alguna serie. 
14:00 Sigo buscando empleo. 
16:00 Escribo, dibujo o hago alguna cosa creativa para no volverme loco. 
18:00 Mientras meriendo, sigo buscando empleo. 
20:30 Ceno y miro series.
02:30 Me acuesto.

(Puede haber variaciones, como cuando, por alguna extraña razón, me baño o tengo una entrevista, claro) 

Haga lo que haga durante el día, desde que me despierto hasta el momento de acostarme, repito como un mantra: “hoy voy a conseguir un trabajo”.
Cuando me acuesto a dormir y hasta que me duermo, comienzo a repetir: “Mañana voy a conseguir un trabajo”.

¿Vos qué hacés durante el día?
Te invito a seguir el blog, dale.
Saludos,
Muy Desempleado.

lunes, 6 de enero de 2014

Los trabajos que nunca me dignificaron



Está esta frase mega-archi-conocida “el trabajo dignifica” que, pronunciada solemnemente, suena a gran verdad. Pero, ¿lo es?

Me acuerdo el primer día que entré a trabajar en una perfumería, hace ya muchos años. La encargada me dijo: vos sos uno de los cadetes, pero hoy vas a estar en el depósito desarmando cajas y ayudando a ordenar, porque hay ratas y tenemos que desratizar. Así que, en cuanto terminás de desarmarlas, apilarlas y atarlas, limpiá las caquitas de las ratas. ¿Sabés desarmar cajas o tengo que enseñarte?

A lo largo de mi triste experiencia laboral, me he topado mucho con estas encargadas o líderes estresadas y sabelotodo, con dificultad para manejar la presión a la que están expuestas, por su fidelidad intachable con la empresa.


  • El último trabajo que tuve fue en una empresa de inventarios. Cuando llamo a la oficina para avisar que me enfermé y que no podría asistir al inventario del otro día, me dicen: conseguí un certificado médico o te vamos a descontar el día. Aunque me pareció injusto porque me pagaban por hora de trabajo realizado, como no me mandaron médico y no me pagaban obra social, ni me calenté. 
    En otro inventario, la líder me dice: no podés faltar, yo cuento con vos. Pero estaba enfermo, le digo. No importa, quiero gente que me sume no que me reste. Yo también me enfermo y vengo igual.  Si estuviera contratado por la empresa, si me pagaran como a vos  y tuviera obra social, tal vez, le dije, pero ni siquiera así se justifica que, sintiéndome mal tenga que trabajar.
  • Otra: en una entrevista, un niño de no más de 17 años me cuenta que el puesto era para ser supervisor de volanteros. Y yo me pregunté ¡¿supervisor de volantero?! Un trabajo digno, sin dudas, y con un jefe que recién terminó la secundaria. Qué vergüenza me dio, yo que soy un profesional.
  • Cuando salí de la secundaria trabajé en una farmacia en Barrio Norte. Era de 09:00 a 21:00 hrs. Cero vida social por $80 por semana, más propinas. Estaba en negro, no me pagaban la comida y, a menos que estuviera interesado en estudiar medicina o algo parecido, ese trabajo no me serviría de mucho para el futuro. Renuncié a la semana.
  • Hice una pasantía rentada en un estudio de grabación. Adquirí mucha experiencia en esta pasantía... lavando platos, barriendo, pasando Blem a los muebles y jugando con la hija del dueño del estudio. Me pagó $100 por ese mes, por ser la niñera-mucama. 

Alguno dirá que es el sistema el que no dignifica, o la economía, etc... 

Pienso que un trabajo digno es el que permite que te emancipes. Un trabajo dignifica si con los $23 por hora pudiera pagar el alquiler,  mis estudios, las expensas, la comida, los productos de limpieza, los viáticos; si me alcanzara para ahorrar, para comprar un auto, no sé... hacer un viaje, o, mejor aún, para crear mi propia PYME. Un trabajo dignifica si es en blanco, si tiene obra social, al menos. Dignifica si el trabajo me permite expandirme, progresar, avanzar; si me diera la genuina oportunidad de convertirme en el jefe o de trabajar de lo que me gusta.

Un trabajo dignifica cuando te tratan como a un ser humano que realiza, de común acuerdo, un intercambio de trabajo por dinero, sin ser explotado y al que le dan la posibilidad de desarrollarse socialmente, tanto dentro y fuera del trabajo. 

Bueno, eso pienso yo. ¿Vos qué pensás?
Saludos,
Muy Desempleado.

viernes, 3 de enero de 2014

Nash, los colectivos y el empleo



Hace un tiempo atrás escuché esto de “El equilibrio de Nash(*)” y me recordó lo siguiente: cuando voy a lo de ******, en Caballito, suelo tomar el 114 (en la puerta de mi casa) para ir hasta Barrancas y de ahí, el 55 hasta Caballito. Pero a veces, si el 114 tarda en venir, camino hasta Cabildo y espero al 60, que tiene fama de venir a cada rato. 

El tema es que, cuando espero mucho tiempo al 114, me canso, voy hacia Cabildo y, cuando estoy por la mitad del trayecto, aparece y tengo que correr hacia alguna de las paradas (la de la esquina de casa o la de la esquina Cabildo). Por lo general, lo pierdo. Otras veces, voy directo a esperar el 60. Luego de unos minutos de espera me doy vuelta y veo como el 114 cruza Cabildo y me deja abandonado. 

Como dije antes, el 114 también para en la esquina de Cabildo y Blanco Encalada. El 60 casi en la esquina de Cabildo y Monroe. Hay menos de una cuadra de distancia entre ambas paradas.  Solía quedarme en Cabildo y Blanco Encalada, atento y, cuando uno de los colectivos se acercaba, corría a la parada. Pero esto de correr desesperado no es buena estrategia. No me gusta traspirar y hacer esfuerzo extra.

Mi prioridad es el 114 porque está en la puerta de mi casa y me deja en la estación de tren, donde para el 55. Con el 60 debo caminar o correr.

Entonces lo que hago ahora es lo siguiente: salgo de casa y veo si viene el 114. Si no viene, me fijo si se acaba de ir, o sea, mirando si está yendo hacia Cabildo. Si no está adelante, me quedo en la parada porque tengo chances de que no haya pasado recién, y siempre es mejor no caminar. Si lo veo irse, voy al 60. Pero, por lo general apuesto a que el 114 va a venir, por eso, me quedo en la parada enfrente de mi casa.

Si me quedé en la parada y en veinte minutos no vino, sigo esperando porque cuanto más espere, más cerca estaría de que llegue. 

 Lo que quiero decir con todo esto es que, si mantenés una estrategia por mucho tiempo, no conviene cambiarla porque, cualquier cambio que metés en el medio te genera más problemas que los que tenías en principio. Si yo, después de 20 minutos de espera del 114 me tomara un taxi, es probable que, antes de llegar a Cabildo, el colectivo aparezca por detrás. El gasto del taxi y la espera no se justifican. 
O, si en vez de tomar un taxi voy hacia el 60, me pasaría lo mismo (no se justifica la espera) y, posiblemente, corra el riesgo de seguir retrasándome.

El otro día me llamaron para un empleo de embalador, en Chacarita. Era en blanco, buen sueldo y posibilidades de progreso en la empresa, según me dijo la empleadora. Y lo pensé bien. ¿Me conviene cambiar la estrategia a esta altura? ¿Dedicarme a otra cosa que no sea mi profesión, mis estudios? Tal vez sí, porque hay que adaptarse y sobrevivir. Pero, por otro lado, pienso que todos esos años de estudio, de inversión de dinero, de tiempo y esfuerzo, fueron por algo. Voy a seguir mi propio ejemplo de los colectivos. Voy a mantenerme en la estrategia.

Así que bueno, ¿vos qué harías?
Saludos,
Muy Desempleado.

(*)Sabrán entender que, explicar el equilibrio de Nash me llevaría mucho tiempo. Es interesante, atrévanse a investigarlo.

jueves, 2 de enero de 2014

Así pasé fin de año...





Este fin de año fue, lejos, el peor que me ha tocado vivir. Pero no se diferenció mucho del anterior. Este también terminó con la familia brindando y mi madre diciendo: “que este año Gonza consiga trabajo”.

Las fiestas me recuerdan por qué almuerzo y ceno solo. No sé cómo son las demás familias pero, la mía se sienta a la mesa y mira televisión. No hay diálogo. Si a alguien se le ocurre decir algo, tiene que ver con lo que se está viendo.

En la pausa de un programa deportivo mi tío nota mi presencia y dice: “¿así que estás buscando trabajo?”. Sí, respondo. “Tengo un amigo que trabaja con Macri” dice con la soberbia de alguien que está diciendo: “tengo un amigo que es confidente de Julio César”. “Trabaja en la parte de cultura y todas esas pelotudeces... después le pregunto si tiene algo. No te preocupes, ya vas a conseguir”, y termina su monólogo empujándome con su brazote. Gracias, le digo y, antes de que me deje acotar algo más, deja de prestarme atención, porque el programa volvió de la pausa. Así que me levanté y caminé hacia la cocina...

Mi mamá siempre está preparando algo y mi abuela siempre está encima de ella diciéndole lo que debería hacer. A veces, cuando no se critican o discuten, hablan mal de otro. En este caso, hablaban mal de mí. Escuché algo como: “... no lo veo bien a ese chico. Le voy a pedir a San Cayetano y a la virgencita”. Como si un santo me pudiera dar empleo o mejorar de alguna forma. Me acuerdo una vez que me enfermé. Estuve una semana en cama. En cuanto me sentí bien, mi abuela me llevó a San Expedito porque, le prometió que si me curaba, iba a llevarme a su iglesia. Para ella todo se resuelve creyendo, rezando y esperando el milagro. Así que me fui al cuarto, buscando un lugar donde me traten mejor. Pero ni bien entro, tengo detrás unos cuantos niñitos.

Hablando de confianza y desconsideración, mi prima tiene hijos. Siempre que vienen a mi casa los tengo que entretener. Estamos encerrados en mi cuarto (con un ventilador que no tira nada) viendo Monster Inc., en Netflix (antes vimos La princesa y el sapo, y antes dos episodios de Pocoyo). Mientras, todos los demás: mis padres, mis hermanos, mis primas, tíos, etc. comen, toman, miran televisión y hablan de política como si fueran senadores de Roma, sin tener que soportar a sus molestos niños.

Entonces, cuando me descuido, veo que se acerca mi prima, la madre de estos niños y ojea la biblioteca. Y me pongo mal porque agarra, mira, juzga y, cuando encuentra algo que le gusta, lo separa. Más tarde vuelve y finge ver qué estamos haciendo, pero sigue viendo libros y separando. La tercera vez que se acerca,  me pide que le preste los libros. Entonces le digo: pero devolvelos porque nunca me los devolvés. Y ella contesta de mala manera: pero, tuyo tengo unos solo, eh. Y yo por dentro digo: bueno, pero devolvelo si lo tenés. Luego del momento incómodo me pide que le baje uno que está muy alto. Se sale con la suya y todos son felices, todos consiguen lo que quieren menos yo.

Son felices, no tienen problemas. Mi abuela no odia a mi papá y mi papá no odia a mi abuela. Mi prima whatsappea con su nuevo novio y le cuenta como se divierten sus hijos, en la TV está 26TV y los videos más sorprendentes del año (bajados de internet), la comida es comprada y están bajo el aire acondicionado. Voy al baño pero me detengo a observar como mi mamá le lleva una Heineken a mi papá y el le hace un chiste y todos se ríen. Entonces ella le pega una palmadita en el culo y la vida es perfecta.

Ya es la mañana del año nuevo. Mi mamá duerme en su cama. Mi papá duerme en el suelo, al costado. Hace varios meses que conviven así. Me levanto y hago café mientras escucho que mi mamá despierta y despierta a mi papá, y discuten porque él no quiere ir a lo de su estúpida suegra a almorzar.

Mi abuela llama y dice que no quiere que vayamos porque le duele la muela. Entonces mi mamá llama a mi prima y hablan mal de mi abuela. Mi prima dice: a mí no me dijo que se sentía mal, me dijo que no vayamos porque se enojó con el tío (el hermano de mi mamá) porque hoy se va a almorzar con la novia. 

Entonces mi mamá tiene bronca y quiere descargarse. Entra al cuarto de mis hermanos gritando, diciendo que no se puede dormir hasta esa hora. Son las 10:00 de la mañana. Cuando se levantan empiezan a discutir todos juntos, en familia. Yo, mientras, me encierro en el baño a tomar café y comer un pan de hace dos días. Deciden que no vamos a ir a la casa de nadie a pasar el primer día del año. 

Nos quedamos en casa a diferencia del resto del mundo que se junta con su familia y pasan un buen momento, decía mi mamá, mientras preparaba el almuerzo para ella, mis hermanos y para mí. Mi papá hizo para él un sánguche con trocitos de salame y queso que sobraron del 31. Es una escena patética. Yo me fui a almorzar al cuarto, ellos, se sentaron a la mesa y prendieron la televisión. Al fin, un poco de silencio. 

Hoy, 2 de enero de 2014, como cualquier otro día, de vuelta a buscar empleo y trazar el plan para escapar de este lugar. No sé si aguanto otro año de esto.

Así que, así fue.
Que este año no nos sorprenda desempleados.
Saludos, 
Muy Desempleado.

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