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lunes, 31 de marzo de 2014

El poder de la oración



Anoche, antes del segundo gol de River, fui a la cocina a buscar agua. Mi mamá levanta los brazos y dice, "¡wooow! ¡no te puedo creer! ¡gol!". Me dio un poco de cosa. Es como toda esa gente que mira fútbol solo en los mundiales o, en su defecto, partidos, supuestamente importantes como el River-Boca. No sé, no comprendo. Pero esto no es lo importante, aunque tiene que ver con esta entrada.

Cuando estoy regresando a mi cuarto, mi madre me detiene y dice que le gustaría que la acompañe a un lugar. Yo, aunque sabía por dónde venía la mano, decidí preguntar dónde y por qué. -A San Expedito, -me dice. -No, mirá, esas son cosas tuyas, -le digo. -Tenés que venir, Gonzalo, -sentenció. Y volví a la habitación con este conjunto de pensamientos y sensaciones que comentaré a continuación.

Primero tuve bronca: bronca con mi madre, por ser absurda. ¿Dónde está la lógica en esto? ¿El poder de su oración contactó con San Expedito, quien, en un acto de intercambio sagrado con ella, me dio, a cambio de que vaya a visitar su iglesia, un empleo? Pecaré de ateo inconformista pero, en ese caso, pregunto, ¿por qué no me consiguió un empleo mejor? Al menos, uno que tenga que ver con mi carrera.

No pretendo reírme de su fe. En absoluto. Es más, agradezco que, desde donde está y con lo que puede, intenta... no sé... algo. Tengo bronca porque, para ella, tiene más valor su oración que mi esfuerzo. Le resta crédito a su propio hijo. ¿Acaso es más poderosa su oración que mi preocupación a la hora de armar un CV, de enviarlo, y de asistir a las entrevistas? ¿Es el santo quien elaboró un plan de búsqueda laboral, los discursos, la manera de hablar, de vestirme, para así, conseguir el empleo?

Y, hoy por hoy, ¿es el santo el que me mantiene trabajando? No es el santo, ni la oración de mi madre. Es mi esfuerzo, es mi preocupación.

Claro, además agregaré que el empleo no es ideal. No puedo considerarlo un éxito profesional: estoy en lo más bajo de la pirámide de la empresa. Es un trabajo nocturno que te agota física como mentalmente. El área en la que trabajo es considerada una basura para las demás áreas, y no hay posibilidad de desarrollo profesional. El sueldo no es el que me dijeron que iba a ser, la obra social no es la que me dijeron que sería y, el trabajo en sí, no es el que me dijeron que era. Estoy estancado en un trabajo que no me hace feliz, que no me asegura futuro y del que, puedo decir tranquilamente, no me siento capacitado para hacerlo bien (no me considero un buen empleado). Y, después, está el tema archi conocido por mis lectores: aún estoy por consultora, no me efectivizan y sigo cubriendo vacaciones. Nadie me dice si voy a seguir trabajando o si me van a despedir. ¡Ni siquiera San Expedito!

Ya me veo visitando su iglesia el feriado. ¿A vos te parece pasar un feriado con tu mamá, en la iglesia? ¡Por favor!


Así que, así es.

Ustedes, ¿qué piensan del poder de la oración?
¡No se olviden de comentar y compartir el BLOG con sus intimidades! 
Saludos, 

Muy Desempleado.


jueves, 27 de marzo de 2014

Cuando era chico quería ser astronauta



No vamos a entrar en terrenos filosóficos de los que nos costaría salir, claro, más por pereza que por falta de inteligencia, obviamente. El otro día fui al cine a ver La vida secreta de Walter Mitty. Y, luego de ese disparador de... ¿asociación de ideas...?

Todos nosotros, los seres humanos, tenemos límites por todos lados. Hay algunos trabajos que sé, jamás podré hacer:

1. Jamás podré ser aquello que soñaba ser en la infancia: astronauta y bombero. Creo que lo de astronauta es evidente. Lo de ser bombero, tengo algunas chances aún, pero la veo complicada si no consigo un empleo en relación de dependencia.

2. En mi período adolescente quería ser dos cosas (también): deportista y músico. Parece como que el generoso bombero, o el misterioso e inteligente astronauta, héroes que entregan su vida a la nación y al mundo, que soñaba ser cuando pequeño, ahora, se tornaban más a lo introspectivo, a lo personal. En la primera mitad de la adolescencia estaba volcado al deporte, tal vez, influenciado por el ejercicio físico necesario para ser astronauta. Tal vez, sabiendo que nunca conseguiría serlo, sentado, viendo televisión y disfrutando de mi niñez en un país tercermundista, conformándome sobre todo, opté por algo más posible como ser deportista: personas aclamadas, reconocidas que no arriesgan su vida pero se sacrifican en su trabajo tanto para sí mismos, como para el público. Y me olvidé de ser astronauta y bombero.

Cuando comencé (¿inconscientemente?) a hacerme esas preguntas existenciales del período adolescente, me volví algo oscuro y deprimido. Volcado al arte, a la necesidad de ser aceptado, de encajar en el mundo, de expresarme, de producir cosas.

3. Saliendo de la adolescencia (si es que ya salí), me incliné por la practicidad pero sin abandonar esa necesidad de producción y de expresión. Soy una mezcla desequilibrada de deseos. Y esto se debe a que, por un lado, quiero ser algo, quiero aportar algo a este planeta, ya sea expresándome artísticamente o haciendo un trabajo distinto. Algo que mejore nuestra calidad de vida, quizá. Y, por otro lado, quiero un trabajo completamente normal, mediocre, algo rutinario y robótico. Más que nada porque no tengo empleo y, hoy por hoy, me conformo con casi cualquier empleo que me asegure estabilidad.

Entonces, todo se reduce a lo que uno quiere y a lo que uno necesita. Son como los lobos interiores de ese pequeño cuento Cherokee. El lobo de lo que uno quiere y el lobo de lo que uno necesita. ¿Cuál va a quedar vivo? El que vos alimentes. Y también es como dice el Señor Miyagi en Karate Kid: el camino de la izquierda, bueno; el camino de la derecha, también bueno. Pero nunca por el medio. Creo que era así la frase de Miyagi, algún lector más atento, me corregirá en el caso de ser necesario.

Claro, es difícil hacer todo a la vez. Tener un empleo y, tal vez, otro voluntario (por ejemplo); y además, crear (artísticamente hablando). No digo que no se pueda. Algunos lo han conseguido. Pero uno debe elegir que clase de vida quiere vivir y aceptar los sacrificios que esa vida exige. Podría conseguir un empleo voluntario, por ejemplo. Pero, primero, tengo que poder sobrevivir yo. Alguno dirá que no, que no es necesario. Bueno, yo digo que si no como, si no pago mis cuentas o si no voy al médico, poca ayuda podré brindar a otros.

Hoy en día no soy el héroe que quería ser en mi infancia, ni soy el aclamado personaje que deseaba en la adolescencia. Soy solo una mezcla de deseos y necesidades insatisfechas. Casi que me corrompería por seguridad y necesidad, casi que me conformaría con una posición relajada, para ver algo en la tele al regresar de algún trabajo en relación de dependencia, y que me asegure estabilidad económica, y nada más.

Supongo que ahí está la diferencia entre la gente que se conforma y los héroes.

Mientras sigo buscando y esperando ese empleo, divido mi tiempo haciendo las cosas que puedo, quiero y se me permite hacer. Analizás el pasado y, cada año que pasa sentís que estás mirando más hacia el suelo, que hacia las estrellas. O algo así.

No se olviden de dejar sus impresiones y recomendar el blog!
Saludos,
Muy Desempleado.


martes, 18 de marzo de 2014

A un paso del Veraz



Me llegó una carta del Banco P********. Seré claro: no entendí nada lo que decía. Eran números y letras y cosas que me superan. Así que fui al banco. Lluvia torrencial. Se caía el planeta. Entro y me atiende uno de estos empleados que se las saben todas. Se hacía el lindo, buena onda y que se yo. Me siento y le digo: me llegó esta carta. La revisa y hace unos clicks en su ordenador. Busca, mira. -Bien, -me dice-, esto lo podemos dimitir (creo que dijo “dimitir”, o “desestimar”. Desestimar suena más posible). En ese momento lo entendí como “dejar de lado”, ya que era una carta que informaba no sé qué. En definitiva, era spam en papel. Pero había otra hoja, la verdaderamente interesante. Y me dice: tenés una deuda con el banco, eh. Claro, digo. Y pienso: lo recuerdo.

Paso a contarles lo que pasé a contarle a este empleado del banco:

Yo trabajaba para una consultora que, de un momento a otro, me dio una tarjeta de débito del banco y comencé a cobrar mi sueldo con ella. Dos meses (o sea, dos cobros) después, fui al cajero a sacar mi sueldo pero aún no estaba depositado, asi que saqué un adelanto de $200. Y luego, pasé a buscar mi recibo de sueldo por la consultora. Ahí me dicen que se suspendió el cobro por débito y que volvía a cobrar con cheque hasta nuevo aviso.

Claro, pasó el tiempo, seguía cobrando con cheque y yo había borrado de mi pizarra mental ese adelanto de $200 que saqué aquella vez.

Un día, renuncio al empleo. Me hacen la liquidación como 25 días después de haber renunciado y, pensé que me iban a descontar esos $200, pero no lo hacen. Pasa el tiempo, me olvido y que se yo.

La semana pasada me llega esta carta del Banco P******** y acá estamos, delante del empleado que me dice que la cuenta no está cerrada. Y pregunto: ¿no deberían cerrarla los de la consultora? No tienen obligación, me dice. Bueno, le digo, al menos podrían haberme avisado. No tienen obligación, me repite. ¿Entonces?, le digo. Simple, me dice, tenés que cancelar la deuda de $241 y cerrar la cuenta. Primero pagás y luego cerrás. Bueno, dale, le digo, hagámoslo.

Llama por teléfono a alguien del sector facturación o deudas o lo que sea, le pasa mis datos y le dicen desde el otro lado del teléfono que pasé a Legales. Legales. Malditos Legales. ¿Qué carajo significa?, me preguntaba internamente, mientras el empleado me miraba con cara de sorpresa e indignación. Claro, es cuando tu deuda pasa a un estudio jurídico, donde cada segundo que pasa es dinero de intereses subiendo por el termómetro, hasta que explota la bombita y terminás en el Veraz. Yo no tengo cultura de tarjetas de crédito, débito, bancos, ni estudios jurídicos. No lo sabía. No puedo culpar a esta gente chupa sangre de no haberme avisado. Supongo que la experiencia se adquiere sangrando de esta manera. Tampoco es para tanto. Creo, no sé. Tal vez estoy siendo demasiado dramático.

En un momento pensé que la culpa era de la consultora por no avisarme a tiempo, eso de no trabajar más con el banco. Pero la cuenta está a mi nombre y eso es lo único que vale para la ley y el orden. Es mi deuda, no de ellos. Es mi culpa no saber. El ambiente de los abogados y los banqueros es como frecuentar el bingo en los '90: son todos soberbios, y mala gente, entre otras categorías. Bueno, eso pienso yo.

Volviendo al tema, el empleado me pasó dirección y número telefónico del Estudio Jurídico y luego me dijo: hay 5 categorías de deudores. Van del 1 al 5. Vos estás en el 5. El 5 es la peor categoría de todas.

Llamé al estudio jurídico pero no me atendió nadie. Mandé un mail. Nadie me respondió. Tendré que ir directamente. Vamos a ver qué pasa. Espero tener que pagar solo esos $241.

¿Qué dicen ustedes? ¿Es responsabilidad de la consultora cerrar o avisar, advertir o sugerir cerrar la cuenta?

Saludos.
Como siempre, están invitados a comentar y compartir.





miércoles, 12 de marzo de 2014

Anécdotas de (otros) Muy Desempleados



Desde que empecé este blog, MuyDesempleado y lo menciono en reuniones, siempre alguien se acerca a contarme alguna de sus historias, y me sugieren publicarlas. Claro, algunas son geniales pero no personales, ni tampoco podría asegurar que sean reales. De todos modos, y en honor a todos ellos, acá mencionaré algunas de ellas...

1. Hay empleos curiosísimos, algunos geniales y otros son, como mínimo, un callejón sin salida. El curioso aviso en Zonajobs al que se postuló (un amigo mío) el Muy Desempleado de turno que me la contó: el empleador quería una entrada para ver a Roger Waters. El trabajo era simple: levantarse temprano, hacer la fila el tiempo que sea necesario y sacar una entrada para el recital. Si salía todo bien, habría posibilidades de contratación para sacar las entradas del próximo artista internacional que venga al país y que le guste al empleador. Extraño, ¿o no? Lo cierto es que no quedó seleccionado, ya sea porque no pareció confiable o, tal vez, porque mi amigo no es del palo. ¿Quién sabe?

2. ¿A quién no le gusta el sexo? La mayoría de los amantes del porno se piensan que el trabajo del actor pornográfico es fácil. Pero no. El hermano de la amiga de una amiga de mi novia, me contó en una fiesta, que su hermano tuvo un casting para una película pornográfica. En el casting, tres tipos estaban sentados en una mesa y le dijeron a nuestro muy desempleado: bueno, desnudate y comenzá a masturbarte. Pensó que no iba a poder hacerlo sin ayuda de alguna fuente de motivación y delante de tres tipos que lo miraban atentamente. Pero lo logró. Y cuando terminó, completamente satisfecho con su tarea, uno de los tipos llamó a una chica y le dijo a nuestro Muy Desempleado: bueno, ahora cogete a ella. No pudo. No estaba destinado al mundo del porno, sin dudas. Todavía sigue yendo a castings, pero de películas y producciones más tradicionales.

He escuchado historias de gente que se postula a avisos para llorar en velatorios, por ejemplo, y otras para aplaudir exageradamente, y reírse a carcajadas, en el stand up de determinados artistas.

3. Hay personas que, por las razones más extrañas, no logran llegar a la entrevista. Por ejemplo, en Formosa, la prima de un amigo, una chica llamada Zulma, dice que tenía una entrevista en un local de ropa, una mañana de agosto del 2011. Abrió la puerta de calle, sacó la moto afuera, cerró la puerta y subió a la moto. De repente, vio luces extrañas que se reflejaban en el suelo. Cuando miró hacia arriba, vio algo que tapaba toda su visión. Algo grande. Algo como... (sí... eso...) un OVNI. Dice que quedó paralizada por unos segundos (que le parecieron minutos). No sabe cómo ocurrió pero, de repente, encendió la moto y salió, y el OVNI salió disparando hacia quién sabe qué lejana galaxia, claro. Zulma nunca llegó a la entrevista. ¿Y adónde fue?, pregunté a su primo. Ni puta idea, me dijo... supongo que a la iglesia.

5. Y, así como hay personas que no llegan a las entrevistas, hay otras que casi no salen vivas de ellas. Una chica estaba sentada, al fondo, en la oficina de una perfumería del barrio de Almagro, en una entrevista laboral cuando, alguien le da un patadazo a la puerta y entra. ¡Esto es un asalto!, dice un muchacho de no más de 17 años. Eran dos ladrones adolescentes que metieron a todo el personal, a los clientes y a la postulante para el empleo de cajera, en el depósito, todos apretaditos. Uno de los ladrones le apuntó a esta muchacha y le dijo: la caja fuerte, ¿dónde está la caja fuerte? No sé, no sé, dijo. Entonces el ladrón le disparó a una botella de Poett lavanda. ¡Yo no trabajo acá! ¡Vine a una entrevista!, dijo nuestra pobre busca empleo. Entonces, el ladrón apuntó a otra persona que sí trabajaba ahí, quien les llevó hasta caja fuerte, sacaron el dinero, tomaron unos desodorantes y todo volvió a la normalidad. Claro, nuestra amiga desempleada estaba shockeada. Bueno, ¿continuamos?, dijo la empleadora. No, está bien, prefiero irme, dijo la muchacha.



Hay de todo, ¿o no? Una vez me ofrecieron... ah, no. Hoy era sobre otros Muy Desempleados. Luego les cuento qué me pasó a mí.  

No se olviden de comentar, recomendar y volver.
Saludos,

jueves, 6 de marzo de 2014

Orientación vocacional




Un amigo, al que conocí en uno de esos empleo-desgracia, me dijo una vez que sería interesante escribir una entrada que hable sobre el lado lindo de ser desempleado (porque sí, a veces, tiene sus momentos).

La realidad es que, estos dos feriados de carnaval llegaron en el momento justo: tuve dos semanas de trabajo muy duro, con mucha tensión luego de descubrir que la consultora me mintió, que no voy a estar trabajando tres meses de prueba, con posibilidad de efectivización, sino que trabajaría como cubridor de vacaciones por dos semanas y luego, casi seguro, a la calle.

El lunes y martes viví los feriados como deben ser, como feriados. Lo único que hice durante dos semanas fue dormir, almorzar e ir a trabajar. Por suerte, tuve la posibilidad de disfrutar estos dos días, al máximo. Leí bastante, miré algunas series, escribí algunos textos y canciones, grabé algunas cosas y sobre todo, descansé.

Estas actividades me recuerdan a mi vida de desempleado, a mi vida de estudiante y, a la vida que quiero tener. No es que quiera ser un rey, que no deseo trabajar, sino que, como todos, quisiera trabajar de lo que me gusta.

Esto me recuerda a cuando estaba en el último año de la secundaria y mi mamá me preguntaba qué iba a hacer con mi vida. Todos los días, a todas las horas estaba encima mío, ella y su preocupación: ¿qué vas a hacer con tu vida? ¿qué vas a estudiar?
Me costó decidirme por una cosa (porque me gustan muchas) y, como ella no soportó mi indecisión, me sacó turno en el hospital, con una psicóloga, para la orientación vocacional.

No recuerdo exactamente cómo fue la charla pero, estoy seguro que la pregunta de la psicóloga iba de por qué razón estaba ahí. Recuerdo haber dicho que estaba ahí para que me digan qué debía hacer o estudiar. Ella me dijo: esto no es un test vocacional, acá orientamos a la persona para que descubra qué le gustaría hacer. Me fui del consultorio pensando en que no me era necesario continuar con esa orientación: yo sabía qué cosas me gustaban, me interesaban y me motivaban.

Creo que fingí ir a la orientación durante un tiempo. Mi madre nunca me preguntó sobre ello o, al menos no lo recuerdo. Pienso que ella sabía que yo sabía qué quería, pero me apuraba, simplemente, para que me mueva, para que haga cosas. Así que, desde aquellos días no paro de hacer, de estudiar y capacitarme todo lo posible. Solo me falta conseguir el empleo adecuado.

Hoy, mi madre no me apura como en aquellos días: me deja dormir, me trata bien, porque tengo un empleo (¿o tuve?: la RRHH de la empresa me dijo que espere hasta el viernes porque la selección se atrasó por los feriados). Para mi mamá, lo importante es trabajar, no importa de qué o cómo. Está feliz, se siente completa por mí. Yo, al menos estos dos días de descanso, de ser yo, me sentí bien.

Y, a pesar de no haber hablado de casi nada en particular, esta entrada es, algo así como un rejunte de pensamientos. Y no mucho más.

Lectores están invitados a comentar y recomendar el BLOG.
Saludos,


miércoles, 5 de marzo de 2014

Fin del contrato II

Había escrito una entrada, un tanto optimista para el día de hoy. Trataba sobre varios temas, entre ellos, los feriados y la orientación vocacional. Pero tendrá que ser la entrada de otro día porque sucedió lo siguiente:

Los lectores atentos ya conocen la historia. Quienes no, podrán leer las distintas partes que la conforman: PARTE 1 - PARTE 2 - PARTE 3 - PARTE 4

Prosigamos.

Hoy era un día clave, por, sobre todo, dos razones:
1. Me iban a informar si ya estaba el pago de las dos semanas que trabajé.
2. Me despedirían o me efectivizarían.

Empecé a trabajar en esta empresa como inventarista. Fui contratado por la consultora G**** L******, que me mintió, entre otras cosas, diciendo que estaría de prueba tres meses y que luego había posibilidades de efectivización. Cuando llegué al empleo, me encontré con que me habían contratado para reemplazar al cubridor de vacaciones, que renunció a los dos meses y medio de trabajo. Por lo tanto, mi vida útil, ahí, era de dos semanas, no de tres meses.

Si bien veía lejos la posibilidad de efectivización, la semana pasada tuve una entrevista directa con la empresa. La desconsiderada, descortés e indiscreta RRHH de la empresa, me dijo que le parecía raro que quieran efectivizar a alguien que tiene dos semanas de trabajo, teniendo en cuenta que hay otros empleados con más tiempo y experiencia esperando que los efectivicen. Argumenté que estaba haciendo un buen trabajo pero no sé si la convencí. De todos modos, me envió a hacer los exámenes médicos. Me dijo que el lunes 3 de febrero me llamarían para firmar el contrato y que, esa misma noche comenzaría a trabajar. Ni ella ni yo nos percatamos de que fue feriado o, al menos eso quiero creer.
Así que yo supuse que el día clave era hoy.

El día 28 de febrero se acabó mi contrato.

Hoy me levanté y le envié un mail a la RRHH de la consultora diciendo esto:

De: Gonzalo
Para: tt*****
Hola T*****, soy Gonzalo *****. Los de administración de RRHH jamás me pasaron la fecha exacta de cobro. Supongo que ya está disponible. ¿Me lo podés confirmar, por favor?

Muchas gracias.

Me respondió al instante...

De: tt*****
Para: Gonzalo
Gonzalo;
Recién averigue y cobras el próximo lunes 10-03-2014
Saludos

La realidad es que esa respuesta no me decía nada. Yo necesitaba saber qué iba a pasar con mi vida: si seguía trabajando, si me iban a pagar las dos semanas, si me iban a liquidar el sueldo... ¡algo! Así que le respondí.

De: Gonzalo
Para: tt*****
¿Alguna información más?:
1.¿Por cheque, por débito? (Me habías dicho que el cobro era en los 5 primeros días hábiles. ¿Alguna explicación del por qué debo esperar tanto tiempo?)
2.¿Me despidieron o algo? (Ya que me dijeron que los contratos finalizan en marzo y que yo estaba como reemplazo del cubridor de vacaciones, que renunció).

Espero tus respuestas, muchas gracias.

A lo que me responde lisa y llanamente esto:

De: tt*****
Para: Gonzalo
Si venite con tu dni el próximo lunes 10-03-2014 a las 12hs aca a av Belgrano 1580!
Saludos

¡¿Sí, qué?! ¿Me despidieron?, ¿el cobro es por cheque, por débito? ¡¿Sí, qué?!
No le respondí porque entré en un violento tornado de ira desenfrenada que terminó en transformarse en nervios, tristeza y frustración.

Siendo ya el mediodía, sigo esperando el llamado que me diga que me efectivizan pero, claro, a esta altura, ya parece imposible.

Así que, así fue.

¿Qué me dicen que haga? ¿Se puede hacer algo al respecto? ¿Algo más que quedarme esperando? ¿Algo más que seguir buscando empleo? Quiero venganza, quiero muerte. En fin, no me siento muy bien el día de hoy.

Espero sus comentarios.
Saludos,

jueves, 27 de febrero de 2014

Fin del contrato

(No hay foto porque estoy demasiado tenso y cansado esta semana. Sepan comprender)

Bueno, se termina febrero y estoy hasta las manos. Para aquellos que no siguen mi crónica anunciada de este empleo, que agarré: PARTE 1PARTE 2 - PARTE 3.

Ayer tuve que presentarme en las oficinas de RRHH de la empresa. Según mi jefe: o te rajan a la mierda o te ponen efectivo. Así que fui.

Luego de anunciarme y esperar en recepción un largo rato, secarme las manos con el pantalón, ponerme alcohol en gel, que se sequen, y que se repita varias veces ese proceso, me hacen pasar a una oficina donde sigo esperando otro largo rato, hasta que se aparece la RRHH. Mis manos estaban empapadas, pero me dio un beso. Se sienta, me vuelvo a sentar y me dice: ¿trajiste tu CV? Hmmm, nop. Bueno, ahí vengo. Fue y buscó un formulario.

Comenzó preguntándome cosas personales, muy básicas, hasta que me dijo: bueno, ¿por qué creés que quieren efectivizarte? La realidad es que... no sé, le dije. Y luego pensé en todo el esfuerzo que hice durante estas dos semanas:

-En principio, me acomodé bien al grupo.
-Aprendí el procedimiento del trabajo muy rápidamente: no solo contar los productos, sino que también, me preocupé en comprender y saber cómo es el armado de las carpetas de información. Al término de la primer semana ya lo hacía yo, y esa tarea es algo que enseñan a los empleados entre la tercera y cuarta semana de trabajo.
-Estoy haciendo un sacrificio enorme para ir a trabajar en este equipo al que me asignaron, ya que no es de mi zona. En la entrevista con la consultora se planteó que como yo vivo en Belgrano, iba a trabajar cerca, al menos en Capital. Entonces, vivo en Belgrano, salgo dos horas y media antes para encontrarme en Eva Perón y Gral. Paz, con mis compañeros. El trabajo es de 20:00 a 04:00. Así que, me dejan en Acoyte y Rivadavia, duermo en lo de mi novia, en Caballito, a la mañana siguiente vuelvo a mi casa (no siempre, pero casi siempre) y después vuelvo a hacer este recorrido: de lunes a viernes.

Y se los dije. Creo que dije algo más pero, con eso alcanza. ¿Ves?, me dice, había muchas cosas positivas, al final. Bueno, mirá, a mí me llama la atención que quieran efectivizarte con solo dos semanas de trabajo, me dice. Significa que confían en vos, que trabajás bien, agrega.

Luego de unas cuantas preguntas más, me dice: mañana (hoy) a las 8 de la mañana, tenés que ir a hacerte el preocupacional. Así que fui. Te cuento: anoche me acosté como a las 4 y un poco más, me levanté a las 7, con ganas de hacer pis y fui.

Estuve como hasta las 10:30 hrs. ahí. Volví a casa y me tiré a dormir hasta recién. Se supone que en estos días tiene que venir alguien a hacer la entrevista ecoambiental: ven dónde, cómo y con quién vivo, entre otras cosas. Ahora me voy a trabajar. Espero que cuando vengan haya alguien porque sino, según me dijo la RRHH, hablan con el encargado del edificio. Ese muchacho me odia. En fin, en dos días se me finaliza el contrato más mentiroso de mi historia laboral y, ¡puede que me efectivicen! Ahora todo depende de cómo se encuentre mi salud, supongo.

Así que, así fue. Capaz me quedo, capaz me echan. De todos modos, sigo buscando algo que tenga que ver con mi carrera. Eso siempre.

No te olvides de comentar y de recomendar el blog.

Saludos,


viernes, 21 de febrero de 2014

Los empleados apasionados



Una de las cosas que siempre me asombran, son los empleados apasionados por su mísero y rutinario trabajo. No son bomberos voluntarios, no arriesgan su vida queriendo hundir un barco ballenero en Japón, ni llevando adelante un comedor solidario. Pero ahí están: los ves y parecen legionarios conquistando el mundo por y para Roma.

¿Nunca se preguntaron por qué una persona puede tomarse tan seriamente un empleo tan absurdo como, en este caso, el de contar productos? ¿Hay que tomarse en serio el trabajo, simplemente porque es trabajo? ¿No somos más importantes nosotros, nuestra felicidad, nuestro compromiso ideológico, o nuestra visión y misión, que un empleo basura?

Llego al punto de reunión, donde nos pasan a buscar para ir a trabajar y, ahí están los empleados hablando sobre el trabajo: para bien o para mal. Ese es el mundo que conocen, el mundo al que están limitados. El mundo de contar base por altura a grandes velocidades, el mundo de los estúpidos supervisores de tiendas sucias, etc...

Y yo estoy entrando por ese fino conducto, muy de a poco, pero entrando. Mi vida se reduce a trabajar 8 horas nocturnas, dormir entre 8 y 12 horas, y luego, volver a trabajar. Conduce a la locura o al adoctrinamiento. Es un pecado a la libertad creativa, al razonamiento. Es un sacrilegio a mis años de estudio y capacitación. Es mear sobre el tiempo y el dinero invertido, es cagarte en tus discursos, en tu familia, en tus amigos y en tus pasiones.

Mi jefe tiene 33 años y vive con la madre y su esposa. Tiene este empleo desde hace 10 años, hace 5 es jefe de equipo de inventarios. Se cree que las sabe todas, que es el mejor. Que nadie es como él, sin embargo, quiere que todos sean él, trabajen como él, se vistan como él. O, al menos le festejen los chistes y le chupen las medias. Pero es un pobre tipo reducido a un empleo nocturno e insignificante, donde uno es fácilmente amaestrado, atraído por un sueldo “¿digno?”, revolviendo la mierda de rata de las tiendas para contar productos. Contar productos, de eso se trata. Nos pagan para contar productos. Ese es nuestro legado, nuestro mensaje al mundo: “Gonzalo el ex productor y realizador televisivo cuenta productos para sobrevivir, por un período de tres meses, con posibilidades de efectivización”.

Estas personas, ¿no quieren algo más? ¿Yo no quiero algo más? Mientras me preparo para ir a trabajar, me pregunto cómo podemos salir, arrancarnos de esta esclavitud mental, para, al fin, progresar en lo que nos apasione.


Ayer, mi jefe temporario (porque, según parece este trabajo es de cubridor de vacaciones y no más) dijo de un supervisor que se queja del trabajo: que se joda, si no le gusta el trabajo, hubiera estudiado.

Y yo me veía ahí, encerrado, destinado a la esclavitud creativa, aprendiendo a ignorar la tormenta existencial, sentado en el confortable sillón que es haber logrado, al menos por tres meses, lo que se supone correcto. Y aclaro, para el lector mala leche o para quien no comprenda el contexto: yo no soy mejor que ellos, tampoco.

Perdonen que estoy publicando menos pero no me dan los tiempos. No me queda otra que aguantar en el trabajo e intentar dormir menos para así, poder hacer mis cosas, las verdaderas cosas.
Saludos, 

lunes, 17 de febrero de 2014

Cubridor de vacaciones



Tal vez hayas leído mi entrada anterior: Dos consultoras, dos entrevistas, un empleo. Si no lo hiciste, te la recomiendo para seguir el hilo. Y si no tenés ganas: acá un pequeño resúmen:

1. Me postulé a un aviso para inventarista, en una consultora. Me llamaron a la brevedad y concretamos una entrevista, donde me dijeron que el puesto era efectivo (a prueba por 3 meses), contratado directo por la empresa y posibilidades de desarrollo en cualquier área de la misma; tendría la obra social Galeno, el sueldo sería $**** (en mano $****)

Se suponía que el miércoles tendrían a los candidatos y avisarían por sí o por no.

2. El domingo me llega un mail de otra consultora, para el mismo empleo (al que me postulé dos meses atrás). Si bien era el mismo empleo, el acuerdo era otro: puesto temporal, luego de 3 meses, la empresa solo conservaría al 50% del personal contratado y lo reubicaría en sectores administrativos. El sueldo era el mismo, pero fuera de convenio y no se hizo mención a la obra social.

Se suponía que yo tenía que tener disponibilidad para empezar en cuanto me llamen, aunque no sabían con seguridad si eso (yo) iba a ser necesario.

El día jueves me llaman de esta segunda consultora para que vaya a llenar la documentación. Cuando corto la comunicación, me llaman de la primer consultora para concretar una entrevista directa con la empresa, para el día lunes. Entonces le digo: mirá, me llamaron de otra consultora, quieren que vaya a llenar la documentación. Sí, pero deciles que vos tenés una entrevista con la empresa, el lunes, me dice la de rrhh. Que se yo.

Y fui a llenar la documentación, bastante nervioso porque no sabía exactamente qué hacer. Analicemos: la primer consultora me ofrece un empleo efectivo y la segunda, uno temporal. Pero, parecen el mismo aviso. El primero, algo “Photoshopeado”, y el segundo, algo más crudo. Mi realidad era que el segundo me ofrecía comenzar a trabajar y el primero una entrevista directa con la empresa.

No sabía cuál estaba manipulando el aviso y/o la entrevista. Me sentía algo paranóico. Pero iba decidido a que, si me contrataba la consultora, iba a decirles que no, porque el lunes yo tenía una entrevista con la empresa que, supuestamente me haría efectivo. ¿Se entiende?

Pero llego y le comento mi situación a la rrhh y se ríe. Con aires de superioridad dice: es imposible que te contrate la empresa directamente. Nosotros buscamos gente para esta empresa desde hace tiempo y confían en nosotros. Por eso, no concretamos entrevista con la empresa. Vos, con nosotros empezarías a trabajar hoy. Te mintieron en esa consultora. La empresa no contrata de manera efectiva, ni directamente. 

Como comentaba antes, yo había apostado a la entrevista directa con la empresa, el día lunes (hoy), pero esta segunda consultora me ofrecía comenzar a trabajar en el acto. Y, bueno, un desempleado inseguro no tiene coraje al apostar. Firmé los papeles.

La rrhh me dice: entre las 17 y las 19, un supervisor se va a comunicar con vos, para coordinar por donde van a pasar a buscarte. La empresa trabaja por zonas, así que, como vos vivís en Belgrano, te van a asignar al sector Norte, el supervisor te pasa a buscar y después del trabajo te lleva nuevamente. Genial, le dije. Y fui a casa a esperar.

Cuando iba en el colectivo, hojeando los papeles, vi que no me asignaron Galeno, me asignaron Osdepym... y lo obvio, leí que la consultora se queda con más de mil pesos por mes, de mi sueldo, por los servicios que me brindaron.

A las 16:45 me suena el celular, era un supervisor que me dice: no sé por qué te asignaron conmigo. Yo vivo en Mataderos, es imposible que te vaya a buscar y que te lleve de vuelta a tu casa. Vas a tener que moverte solo o encontrarte con nosotros en algún punto... que va a ser.

Así que, el primer día tuve que ir hasta Villa del Parque y, al regreso me dejaron en Acoyte y Rivadavia... a las 3 de la mañana. De ahí, una hora y media, entre que esperé el colectivo y el viaje hasta mi casa. (*)

En el viaje hasta Acoyte y Rivadavia, le comento al supervisor lo de las dos consultoras y el arreglo que agarré al final:

“En la consultora me dijeron que el sueldo es $****, la consultora se queda con más de mil pesos, la obra social es Osdepym, el trabajo es temporal, por tres meses y luego, la empresa se queda con el 50% del personal, al que incorporarán a sectores administrativos”.

Todos los que iban en el auto se empezaron a reir a carcajadas. Flaco, te mintieron, me dijo el supervisor. Vos estás acá como “Cubridor de vacaciones”, y... mirá: aunque vos trabajes bien, yo tengo que darle prioridad a la cercanía zonal. Yo vivo en Mataderos, los otros chicos viven a diez cuadras de mi casa. Vos vivís en la otra punta. Así que, en cuanto vuelvan los chicos de vacaciones, yo tengo que decidir qué hacer y, la verdad, no me sirve que vivas tan lejos.

Se supone que hoy, el supervisor iba a hablar con su jefe para ver si me pasan al equipo Norte. Sino, voy a tener que seguir viajando hacia la zona de Mataderos... hasta que me despidan... supongo.

No me quiero poner en víctima pero todos alteraron un poco la realidad y me cagaron. Si hoy no se resuelve el tema de la zona, llamaré a la consultora. En algún momento les contaré.

Así que, así fue.
No se olviden de comentar, de opinar y proponer.
Saludos, 

(*) En mi segundo día tuve que ir hasta Av. Eva Perón y Gral. Paz.


miércoles, 12 de febrero de 2014

2 consultoras, 2 entrevistas, mismo trabajo



1.
El viernes pasado casi cancelo una entrevista en el centro, por la terrible lluvia. Pero fui igual. Hay que ir igual. Cuando llego, la rrhh me dice: el chico que vino antes estaba empapadísimo. En otra época ese chico era yo. Ahora uso paraguas y piloto. Al menos cuando voy a una entrevista. Aunque me mojé un poco, todo salió de bien para arriba. ¿O eso quiero creer?

Era para el puesto de Inventarista en una empresa importante de supermercados. Hablé de mi experiencia y me encontré seguro y suelto. Noté que la rrhh estaba receptiva y que yo tendría chances de pasar a la siguiente instancia.

Me habló un poco del empleo y el acuerdo económico: es un trabajo efectivo, con posibilidades de desarrollo en esa u otras áreas de la empresa, $****, $**** en mano y una buena obra social. Los primeros tres meses son a prueba. La entrevista fue larga, casi media hora pero la pasé bien ya que la entrevistadora era muy amable y yo me sentía cómodo. Quedamos en que, desde hoy podía enviarle un mail o llamarla para saber en qué estado se encuentra mi postulación. (*)

2.
El fin de semana estuvimos con mi novia cuidando la casa de su hermana, en la provincia de Buenos Aires. Así que ni revisé mis mails. Cuando llegué a casa, a eso de las 16 de la tarde del lunes, veo que tengo un correo de una consultora, enviado el día domingo a las 21 horas que dice: URGENTE, ENTREVISTA LABORAL, DÍA LUNES 10-02-2014, 12:00 HRS.

Abro el mail desesperadamente y veo que los requisitos que pedían y la descripción del empleo eran iguales a la de la consultora que visité el viernes. Esta entrevista era para el puesto de Inventarista también. ¿Inventarista? Sí, inventarista. Lo primero que pensé es que esto sería una segunda entrevista, tal vez con gente del supermercado. Pero era otra consultora. Entonces me pregunté: ¿me llaman de otra consultora para el mismo trabajo?

Nunca me había pasado.

Entonces, le envié un mail comentándole que me fue imposible revisar los mails a tiempo, y si podía reprogramar la entrevista. Me contestó al instante. URGENTE, ENTREVISTA LABORAL, DÍA MARTES 11-02-2014, 17 HRS. Y fui. Capaz era una segunda entrevista o una primera. Tendría doble chance. ¿O triple?

Llegué, me presenté y me hicieron esperar unos 10 minutos. Preparé mi CV y mi analítico, acomodé mi pelo y me relajé lo mejor que pude. Viene la rrhh y me dice que pase a su oficina. No tenía silla para mí, así que fue y buscó una. Sentate, me dice, ahora vengo. Siempre se van. No van a ningún lado pero siempre se van los de rrhh. Te dejan a solas unos momentos y luego vienen.

Lo primero que me pregunta es: ¿con quién vivís? Le miento: con mi novia... hace un año. Contame de tu experiencia laboral. Entonces le comento, la noté receptiva y, me sentí seguro al hablar. Luego me comenta la oferta laboral. Ahí confirmé que era para el mismo puesto, en la misma empresa. Pero esta rrhh me dice algunos detalles distintos que la del viernes pasado:

La empresa busca personal (10) para cubrir posibles bajas. Además, agregó que algunos han renunciado porque la oferta económica no les satisfacía o porque consiguieron algo en un horario mejor. El puesto es temporal porque es un trabajo que se hace hasta abril. Luego, la empresa se va a quedar tan solo con el 50% del personal contratado, lo efectivizará y lo reubicará en los sectores administrativos que le parezca. El sueldo es $**** (el mismo que me dijeron el viernes), fuera de convenio.

No me habló de obra social pero me insistió en que es importante que esté atento a los llamados ya que, si algún puesto se libera, podrían llamarme.

En ambas entrevistas me desenvolví bien, tengo chances en ambas. ¡Pero es el mismo trabajo! Y, aunque eso sea raro, lo más raro es cómo me presentaron la oferta. La primera lo presentó como un puesto efectivo con posibilidades de desarrollo y la segunda como un puesto temporal donde hay que ganarse la posibilidad de quedarse.

¿Es raro? Bueno, estoy a la espera. 
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Así que así fue.
Saludos, 



(*) Le envié el mail esta mañana y me respondió que aún no tiene novedades.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Una nueva entrevista fallida

Venía apretado, sudando y triste, escuchando People Have The Power de Patti Smith y pensaba en esa escena de subte línea D. La gente tiene el poder.

Pienso que ninguna historia tiene final conclusivo. Al menos, en 29 años de vida que llevo vividos, no recuerdo que algo tenga un feliz final de temporada. Todo es un final inconcluso o infeliz. Y durante la temporada, lo que no es un obstáculo, es una esperanza que se pierde de un momento a otro.

Claro, hablo de lo laboral, de lo económico. Pero el poder que tiene esa zona en la vida de todos nosotros es inmenso. Yo vivo en la zona en que el problema es económico, laboral o misteriosamente kármico, la zona en que me veo haciendo las mismas cosas una y otra vez y no consigo resultado alguno, la zona en que analizo la situación en la que me encuentro, trazo un plan y cuando lo llevo a cabo, nada sale bien o se estanca (que es lo mismo que salga mal). Vivo en la zona donde todo es un comienzo, planear algo nuevo, una salida, un agujero en la pared para respirar, y donde te volvés a llenar de ideas y subjetividad. Vivo en la zona del fracaso constante, donde lo romántico de la esperanza suena repetitivo.

Estuve en una entrevista en el Instituto Americano para un puesto administrativo. Fue la entrevista más corta de mi vida. tres minutos. Máximo cinco: pasé de la esperanza a la tristeza en menos de un minuto. 

Entré, me presenté y me preguntó sobre mi experiencia laboral. Le comento que tengo experiencia en el área administrativa ya que trabajé en una escuela de arte y como profesor de Diseño Gráfico. Me dijo que el trabajo es muy simple y que lo podría hacer a la perfección pero es un trabajo de 9 a 18 de lunes a viernes y los sábados de 9 a 13, $3500 y no me dejaría tiempo para dedicarme a mis cosas. 

El tipo asumió que yo buscaba un trabajo part-time para continuar con otras tareas, supongo. Tal vez, algo referido a mi carrera. Pero yo estoy muy interesado en la propuesta, le digo. Si ves atentamente mi CV vas a notar que he trabajado en puestos administrativos y operativos toda la vida, y a la par, podía dedicarme a estudiar que es lo que más me gusta. Pero, para estudiar, debo poder mantenerme, le digo. ¿Realmente querés trabajar acá? Este trabajo es una boludez, la paga no es buena... no es que no lo puedas hacer, creo que lo harías perfectamente, me dice, pero no sé si es para vos. ¿Por qué querés trabajar acá? Necesito sobrevivir y me siento cómodo en este tipo de trabajo, le repito.

Bueno, dejame ver, me dice. Hoy, alrededor de las 18 voy a llamar a la gente seleccionada. Pero no te puedo prometer nada, la verdad, me dice.

Y me fui. Es todo tan injusto conmigo y con mucha gente. Llevo días apostando, preparándome para esta entrevista: lustrar los zapatos, elegir la ropa, usar gel, afeitarme, aprender el camino hacia el lugar, preparar mi discurso, etc. Y claro, también invertí mi tiempo y el poco dinero que me queda en viajes, por ejemplo.

Cualquiera podría decir que lo mío es contínua queja, que alguien bien plantado en la vida, no sería tan llorón. Porque la vida es eso: es una inversión, las cosas salen mal y tenés que continuar, tenés que sobrevivir sea tu empresa un éxito o un fracaso. Estamos de acuerdo: las cosas salen mal y hay que continuar. El tema es hasta cuándo uno quiere o puede continuar intentando.

Y ahí viajaba yo, parado en una esquina, mirando a la gente que comparte subte, que van hacia sus trabajos cada día. Me los cruzo de vez en cuando, cuando voy a alguna entrevista.

Así que, así fue.
Saludos,
Muy Desempleado.

martes, 4 de febrero de 2014

Queridos lectores y lectoras de mi blog:


Las últimas dos semanas he tenido -y aún tengo- obstáculos como para ofrecerles entradas de blog constantes. No se preocupen, en caso de que se preocupen, son solo obstáculos de la categoría Tecnología.

Problemas:
SEMANA 1 (semana pasada):
1. Intermitencias en la señal de internet: va y viene.

2. Se me venció el Illustrator. No sé que onda. Yo soy un capo de los seriales, los keygens. Con este no pude. Quise bajar un CS6 nuevo, pero bueno... me quedé sin internet.

3. Yo tengo dos PCs: con una navego y bajo cosas (no puedo hacer mucho más porque es muy lenta). Con la otra, trabajo. La PC con la que navego no tiene ni siquiera el Libre Office (no uso Office). Lo que pasó fue que la PC con los programas dejó de encenderse normalmente. Apreto el botón de power y no me carga el Windows, así que la apago. Pruebo eso varias veces y, después de un rato, arranca. Yo estimo que es la fuente de alimentación... ya veremos.

SEMANA 2 (esta semana):
1. Las intermitencias se transformaron en cortes de un día entero, al otro día se cortaba y al siguiente volvía. Así que llamé a Telecentro toda la semana. Luego de lidiar con grabaciones condescendientes, con esperas kilométricas, con operadores sin alma y con el auto conocimiento de niveles de estrés e impaciencia inimaginables para mí, conseguí 3 números de reclamo que me servirán para que me bonifiquen cuando se normalice la señal. 

Parece que se incendiaron las cajas que dan la señal, por problemas de tensión. Telecentro le tira la culpa a Edenor. La verdad no me importa quién sea el culpable, solo quiero un servicio constante porque mi pago es mensualmente... constante. 

Si el problema persiste, llevaré a cabo mi plan perfecto: les diré: me dan de baja de su incompetente servicio o me dan gratis HBO de por vida. Si funciona, les comento. 

Hoy me levanté y tenía internet, como si nada de esto hubiera pasado. Veremos cómo se sucede todo en el transcurso del día.

2. Como no pude bajarme el Illustrator CS6, durante la semana estuve entrando a una página que te tira seriales que duran para el día. Así que no fue para tanto este tema. El tema fue que...

3. La PC nueva ya no tardaba media hora en encenderse, tardaba el doble. Así que llamé adonde la compré, aún está en garantía. Ayer la llevé y bueno, se supone que en 72 horas máximo me llamarán para que vaya a buscarla.


El tema principal no es que no pueda compartir entradas con ustedes, sino que se me complicó la búsqueda laboral. De todos modos, acá estoy. Con poca pero constante señal, con una entrada que no tiene foto pero es una entrada al fin, y esperando el llamado del servicio técnico. Así que, de a poco las cosas se encaminan. 

Hoy, me tomaré un pequeño descanso de las búsquedas laborales, leeré Moby Dick y esperaré a mañana porque... ¡tengo una entrevista! Seguramente, mi próxima entrada hable sobre ella.

Así que, así es.
Saludos, ¡deseénme suerte!




viernes, 31 de enero de 2014

Cuando la entrevista laboral pasa de inusual a joda



Voy a saltear la inusual entrevista telefónica que tuve, y pasar directo a la entrevista en persona, más que nada, para no extenderme demasiado.

Urquiza, Cap. Fed. El puesto, camarógrafo de eventos. Toco el timbre del departamento y el tipo baja. Tenía el pelo corto pero con ese jopito con gel adelante, y claritos. La remera era mitad celeste y mitad rosa, con un pantalón blanco, cortito, un reloj blanco enorme y zapatillas blancas. En una mano llevaba las llaves, en la otra un caniche blanco. Cuando abre la puerta, baja al perro, quien empieza a saltarme alrededor. El tipo me da la mano y subimos. Desde la primera imagen del muchacho con su perro supe que esta entrevista sería muy poco seria.

Al entrar a su departamento, esa sensación se intensificó. Era de un ambiente, muy chico. Abrió la puerta y la chocó con la punta de la cama. Bordeó un cesto con ropa y se sentó a la mesa. Me invita a sentarme pero su perro me lo impide sentándose él en la silla. El tipo lo saca y me siento. Luego, el perro se sube arriba mío y se queda ahí, durante todo el transcurso de la entrevista.

Que no se malinterprete: mi casa mide 2 centímetros cuadrados y es casi idéntica a la de este muchacho. Solo que no me parece que un tipo me reciba en su casa con el lavarropas andando y con un perro tan molesto. 

Vimos los links que me enviaste y nos encantó tu estilo audiovisual, me dijo. Aunque no entendí a quiénes se refería con “vimos” y “nos encantó”. Soy fotógrafo y tengo este emprendimiento: hago sociales, me dice. Tengo trabajo de acá a octubre. Me piden mucho video y obvio, yo no puedo hacer las dos cosas a la vez. Estoy buscando un socio, alguien que se encargue de grabar y de editar. Vos ponés tu precio por tu trabajo como encargado de video. De repente se escucha ruido de que apretan el botón del baño y abren la puerta. Era una mujer. Suponemos que la novia del muchacho. Se acerca y me saluda, luego le da un beso en la boca al tipo. Se sienta en la mesa, como si nada.

¿Cuantó me cobrarías por grabar y editar una fiesta?, me pregunta el tipo. Le digo, mínimo $1400. Ajam, me dice. Y, ¿editar solamente? Dependiendo del tipo de edición, del tiempo de entrega pero, una base de $800 está bien. Es caro, dice la mujer. Y yo por dentro pensaba: ¿y vos quién carajo sos? Sí, le dice él a la mujer. Luego me dice “parece bastante caro”. Yo trabajé con un ex camarógrafo de Telefé que me cobraba $500 por editar. Lo hacía en tres días. Y, a veces venía a hacer las filmaciones y me cobraba las dos cosas $900. ¿Y qué pasó?, le digo, ¿no trabajan más juntos? No, me dice, ahora es taxista y no tiene ganas de seguir trabajando de esto.

Mirá, los precios que te estoy pasando son muy económicos, le digo. Vos sabés cuánto están cobrando por estos trabajos. Pensá que yo tengo que ir, grabar, bajar la información, visualizarla y convertirla, elegir las tomas, cortar, pegar, meter efectos, ecualizar y masterizar el sonido, renderizar, hacer los menús de los dvd's y copiarlos. No puedo cobrar menos que un trabajo part-time porque esto es un trabajo de tiempo completo. Si te cobro menos, tendría que buscarme un empleo extra, porque no me alcanzaría para sobrevivir. 

Yo cobro un básico de $3000 por fotos, me dice. Si vos querés cobrar $1400, yo tendría que subir mi precio y ya no sería económico y voy a tener menos trabajo. Bueno, le digo, todo bien pero si vos querés un socio, alguien que se haga responsable de algo tan importante como el área audiovisual, si vos querés desligarte de eso, mínimo tenés que ofrecer algo justo. Ahora, si vos lo que buscás es un empleado, al que pagarle lo que a vos te parece, es otra cosa. Deberías definir exactamente que querés. Ser un poco más preciso y honesto: porque vos no querés un socio que gane su parte, que sea equitativo, vos querés un empleado y me estás regateando algo que, desde el vamos no es negociable. Es ilógico.

Bueno, dejame ver, me dice. Es muy caro tu precio pero podemos probar que hagas la edición de alguna fiesta a ver qué hacés y después, cuando me falle algún camarógrafo, te llamaría. Dejá, ni te calientes, le digo, ni te preocupes. Bajé al perro, me levanté, saludé con la cabeza, abrí la puerta y salí. Claro, tenía que abrirme la puerta de calle, así que se levantó y me acompañó en el ascensor. Quiso romper ese trayecto incómodo diciendo nuevamente que cobra barato porque sino no tiene trabajo y que iba a ver cómo  arreglar el asunto. Prometió llamarme y me pareció patético. Me fui muy enojado.

Así que, así fue.
Te invito a comentar, a recomendar, a preguntar y todo lo demás.
Saludos,
Muy Desempleado.
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