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lunes, 31 de marzo de 2014

El poder de la oración



Anoche, antes del segundo gol de River, fui a la cocina a buscar agua. Mi mamá levanta los brazos y dice, "¡wooow! ¡no te puedo creer! ¡gol!". Me dio un poco de cosa. Es como toda esa gente que mira fútbol solo en los mundiales o, en su defecto, partidos, supuestamente importantes como el River-Boca. No sé, no comprendo. Pero esto no es lo importante, aunque tiene que ver con esta entrada.

Cuando estoy regresando a mi cuarto, mi madre me detiene y dice que le gustaría que la acompañe a un lugar. Yo, aunque sabía por dónde venía la mano, decidí preguntar dónde y por qué. -A San Expedito, -me dice. -No, mirá, esas son cosas tuyas, -le digo. -Tenés que venir, Gonzalo, -sentenció. Y volví a la habitación con este conjunto de pensamientos y sensaciones que comentaré a continuación.

Primero tuve bronca: bronca con mi madre, por ser absurda. ¿Dónde está la lógica en esto? ¿El poder de su oración contactó con San Expedito, quien, en un acto de intercambio sagrado con ella, me dio, a cambio de que vaya a visitar su iglesia, un empleo? Pecaré de ateo inconformista pero, en ese caso, pregunto, ¿por qué no me consiguió un empleo mejor? Al menos, uno que tenga que ver con mi carrera.

No pretendo reírme de su fe. En absoluto. Es más, agradezco que, desde donde está y con lo que puede, intenta... no sé... algo. Tengo bronca porque, para ella, tiene más valor su oración que mi esfuerzo. Le resta crédito a su propio hijo. ¿Acaso es más poderosa su oración que mi preocupación a la hora de armar un CV, de enviarlo, y de asistir a las entrevistas? ¿Es el santo quien elaboró un plan de búsqueda laboral, los discursos, la manera de hablar, de vestirme, para así, conseguir el empleo?

Y, hoy por hoy, ¿es el santo el que me mantiene trabajando? No es el santo, ni la oración de mi madre. Es mi esfuerzo, es mi preocupación.

Claro, además agregaré que el empleo no es ideal. No puedo considerarlo un éxito profesional: estoy en lo más bajo de la pirámide de la empresa. Es un trabajo nocturno que te agota física como mentalmente. El área en la que trabajo es considerada una basura para las demás áreas, y no hay posibilidad de desarrollo profesional. El sueldo no es el que me dijeron que iba a ser, la obra social no es la que me dijeron que sería y, el trabajo en sí, no es el que me dijeron que era. Estoy estancado en un trabajo que no me hace feliz, que no me asegura futuro y del que, puedo decir tranquilamente, no me siento capacitado para hacerlo bien (no me considero un buen empleado). Y, después, está el tema archi conocido por mis lectores: aún estoy por consultora, no me efectivizan y sigo cubriendo vacaciones. Nadie me dice si voy a seguir trabajando o si me van a despedir. ¡Ni siquiera San Expedito!

Ya me veo visitando su iglesia el feriado. ¿A vos te parece pasar un feriado con tu mamá, en la iglesia? ¡Por favor!


Así que, así es.

Ustedes, ¿qué piensan del poder de la oración?
¡No se olviden de comentar y compartir el BLOG con sus intimidades! 
Saludos, 

Muy Desempleado.


jueves, 27 de marzo de 2014

Cuando era chico quería ser astronauta



No vamos a entrar en terrenos filosóficos de los que nos costaría salir, claro, más por pereza que por falta de inteligencia, obviamente. El otro día fui al cine a ver La vida secreta de Walter Mitty. Y, luego de ese disparador de... ¿asociación de ideas...?

Todos nosotros, los seres humanos, tenemos límites por todos lados. Hay algunos trabajos que sé, jamás podré hacer:

1. Jamás podré ser aquello que soñaba ser en la infancia: astronauta y bombero. Creo que lo de astronauta es evidente. Lo de ser bombero, tengo algunas chances aún, pero la veo complicada si no consigo un empleo en relación de dependencia.

2. En mi período adolescente quería ser dos cosas (también): deportista y músico. Parece como que el generoso bombero, o el misterioso e inteligente astronauta, héroes que entregan su vida a la nación y al mundo, que soñaba ser cuando pequeño, ahora, se tornaban más a lo introspectivo, a lo personal. En la primera mitad de la adolescencia estaba volcado al deporte, tal vez, influenciado por el ejercicio físico necesario para ser astronauta. Tal vez, sabiendo que nunca conseguiría serlo, sentado, viendo televisión y disfrutando de mi niñez en un país tercermundista, conformándome sobre todo, opté por algo más posible como ser deportista: personas aclamadas, reconocidas que no arriesgan su vida pero se sacrifican en su trabajo tanto para sí mismos, como para el público. Y me olvidé de ser astronauta y bombero.

Cuando comencé (¿inconscientemente?) a hacerme esas preguntas existenciales del período adolescente, me volví algo oscuro y deprimido. Volcado al arte, a la necesidad de ser aceptado, de encajar en el mundo, de expresarme, de producir cosas.

3. Saliendo de la adolescencia (si es que ya salí), me incliné por la practicidad pero sin abandonar esa necesidad de producción y de expresión. Soy una mezcla desequilibrada de deseos. Y esto se debe a que, por un lado, quiero ser algo, quiero aportar algo a este planeta, ya sea expresándome artísticamente o haciendo un trabajo distinto. Algo que mejore nuestra calidad de vida, quizá. Y, por otro lado, quiero un trabajo completamente normal, mediocre, algo rutinario y robótico. Más que nada porque no tengo empleo y, hoy por hoy, me conformo con casi cualquier empleo que me asegure estabilidad.

Entonces, todo se reduce a lo que uno quiere y a lo que uno necesita. Son como los lobos interiores de ese pequeño cuento Cherokee. El lobo de lo que uno quiere y el lobo de lo que uno necesita. ¿Cuál va a quedar vivo? El que vos alimentes. Y también es como dice el Señor Miyagi en Karate Kid: el camino de la izquierda, bueno; el camino de la derecha, también bueno. Pero nunca por el medio. Creo que era así la frase de Miyagi, algún lector más atento, me corregirá en el caso de ser necesario.

Claro, es difícil hacer todo a la vez. Tener un empleo y, tal vez, otro voluntario (por ejemplo); y además, crear (artísticamente hablando). No digo que no se pueda. Algunos lo han conseguido. Pero uno debe elegir que clase de vida quiere vivir y aceptar los sacrificios que esa vida exige. Podría conseguir un empleo voluntario, por ejemplo. Pero, primero, tengo que poder sobrevivir yo. Alguno dirá que no, que no es necesario. Bueno, yo digo que si no como, si no pago mis cuentas o si no voy al médico, poca ayuda podré brindar a otros.

Hoy en día no soy el héroe que quería ser en mi infancia, ni soy el aclamado personaje que deseaba en la adolescencia. Soy solo una mezcla de deseos y necesidades insatisfechas. Casi que me corrompería por seguridad y necesidad, casi que me conformaría con una posición relajada, para ver algo en la tele al regresar de algún trabajo en relación de dependencia, y que me asegure estabilidad económica, y nada más.

Supongo que ahí está la diferencia entre la gente que se conforma y los héroes.

Mientras sigo buscando y esperando ese empleo, divido mi tiempo haciendo las cosas que puedo, quiero y se me permite hacer. Analizás el pasado y, cada año que pasa sentís que estás mirando más hacia el suelo, que hacia las estrellas. O algo así.

No se olviden de dejar sus impresiones y recomendar el blog!
Saludos,
Muy Desempleado.


martes, 18 de marzo de 2014

A un paso del Veraz



Me llegó una carta del Banco P********. Seré claro: no entendí nada lo que decía. Eran números y letras y cosas que me superan. Así que fui al banco. Lluvia torrencial. Se caía el planeta. Entro y me atiende uno de estos empleados que se las saben todas. Se hacía el lindo, buena onda y que se yo. Me siento y le digo: me llegó esta carta. La revisa y hace unos clicks en su ordenador. Busca, mira. -Bien, -me dice-, esto lo podemos dimitir (creo que dijo “dimitir”, o “desestimar”. Desestimar suena más posible). En ese momento lo entendí como “dejar de lado”, ya que era una carta que informaba no sé qué. En definitiva, era spam en papel. Pero había otra hoja, la verdaderamente interesante. Y me dice: tenés una deuda con el banco, eh. Claro, digo. Y pienso: lo recuerdo.

Paso a contarles lo que pasé a contarle a este empleado del banco:

Yo trabajaba para una consultora que, de un momento a otro, me dio una tarjeta de débito del banco y comencé a cobrar mi sueldo con ella. Dos meses (o sea, dos cobros) después, fui al cajero a sacar mi sueldo pero aún no estaba depositado, asi que saqué un adelanto de $200. Y luego, pasé a buscar mi recibo de sueldo por la consultora. Ahí me dicen que se suspendió el cobro por débito y que volvía a cobrar con cheque hasta nuevo aviso.

Claro, pasó el tiempo, seguía cobrando con cheque y yo había borrado de mi pizarra mental ese adelanto de $200 que saqué aquella vez.

Un día, renuncio al empleo. Me hacen la liquidación como 25 días después de haber renunciado y, pensé que me iban a descontar esos $200, pero no lo hacen. Pasa el tiempo, me olvido y que se yo.

La semana pasada me llega esta carta del Banco P******** y acá estamos, delante del empleado que me dice que la cuenta no está cerrada. Y pregunto: ¿no deberían cerrarla los de la consultora? No tienen obligación, me dice. Bueno, le digo, al menos podrían haberme avisado. No tienen obligación, me repite. ¿Entonces?, le digo. Simple, me dice, tenés que cancelar la deuda de $241 y cerrar la cuenta. Primero pagás y luego cerrás. Bueno, dale, le digo, hagámoslo.

Llama por teléfono a alguien del sector facturación o deudas o lo que sea, le pasa mis datos y le dicen desde el otro lado del teléfono que pasé a Legales. Legales. Malditos Legales. ¿Qué carajo significa?, me preguntaba internamente, mientras el empleado me miraba con cara de sorpresa e indignación. Claro, es cuando tu deuda pasa a un estudio jurídico, donde cada segundo que pasa es dinero de intereses subiendo por el termómetro, hasta que explota la bombita y terminás en el Veraz. Yo no tengo cultura de tarjetas de crédito, débito, bancos, ni estudios jurídicos. No lo sabía. No puedo culpar a esta gente chupa sangre de no haberme avisado. Supongo que la experiencia se adquiere sangrando de esta manera. Tampoco es para tanto. Creo, no sé. Tal vez estoy siendo demasiado dramático.

En un momento pensé que la culpa era de la consultora por no avisarme a tiempo, eso de no trabajar más con el banco. Pero la cuenta está a mi nombre y eso es lo único que vale para la ley y el orden. Es mi deuda, no de ellos. Es mi culpa no saber. El ambiente de los abogados y los banqueros es como frecuentar el bingo en los '90: son todos soberbios, y mala gente, entre otras categorías. Bueno, eso pienso yo.

Volviendo al tema, el empleado me pasó dirección y número telefónico del Estudio Jurídico y luego me dijo: hay 5 categorías de deudores. Van del 1 al 5. Vos estás en el 5. El 5 es la peor categoría de todas.

Llamé al estudio jurídico pero no me atendió nadie. Mandé un mail. Nadie me respondió. Tendré que ir directamente. Vamos a ver qué pasa. Espero tener que pagar solo esos $241.

¿Qué dicen ustedes? ¿Es responsabilidad de la consultora cerrar o avisar, advertir o sugerir cerrar la cuenta?

Saludos.
Como siempre, están invitados a comentar y compartir.





miércoles, 12 de marzo de 2014

Anécdotas de (otros) Muy Desempleados



Desde que empecé este blog, MuyDesempleado y lo menciono en reuniones, siempre alguien se acerca a contarme alguna de sus historias, y me sugieren publicarlas. Claro, algunas son geniales pero no personales, ni tampoco podría asegurar que sean reales. De todos modos, y en honor a todos ellos, acá mencionaré algunas de ellas...

1. Hay empleos curiosísimos, algunos geniales y otros son, como mínimo, un callejón sin salida. El curioso aviso en Zonajobs al que se postuló (un amigo mío) el Muy Desempleado de turno que me la contó: el empleador quería una entrada para ver a Roger Waters. El trabajo era simple: levantarse temprano, hacer la fila el tiempo que sea necesario y sacar una entrada para el recital. Si salía todo bien, habría posibilidades de contratación para sacar las entradas del próximo artista internacional que venga al país y que le guste al empleador. Extraño, ¿o no? Lo cierto es que no quedó seleccionado, ya sea porque no pareció confiable o, tal vez, porque mi amigo no es del palo. ¿Quién sabe?

2. ¿A quién no le gusta el sexo? La mayoría de los amantes del porno se piensan que el trabajo del actor pornográfico es fácil. Pero no. El hermano de la amiga de una amiga de mi novia, me contó en una fiesta, que su hermano tuvo un casting para una película pornográfica. En el casting, tres tipos estaban sentados en una mesa y le dijeron a nuestro muy desempleado: bueno, desnudate y comenzá a masturbarte. Pensó que no iba a poder hacerlo sin ayuda de alguna fuente de motivación y delante de tres tipos que lo miraban atentamente. Pero lo logró. Y cuando terminó, completamente satisfecho con su tarea, uno de los tipos llamó a una chica y le dijo a nuestro Muy Desempleado: bueno, ahora cogete a ella. No pudo. No estaba destinado al mundo del porno, sin dudas. Todavía sigue yendo a castings, pero de películas y producciones más tradicionales.

He escuchado historias de gente que se postula a avisos para llorar en velatorios, por ejemplo, y otras para aplaudir exageradamente, y reírse a carcajadas, en el stand up de determinados artistas.

3. Hay personas que, por las razones más extrañas, no logran llegar a la entrevista. Por ejemplo, en Formosa, la prima de un amigo, una chica llamada Zulma, dice que tenía una entrevista en un local de ropa, una mañana de agosto del 2011. Abrió la puerta de calle, sacó la moto afuera, cerró la puerta y subió a la moto. De repente, vio luces extrañas que se reflejaban en el suelo. Cuando miró hacia arriba, vio algo que tapaba toda su visión. Algo grande. Algo como... (sí... eso...) un OVNI. Dice que quedó paralizada por unos segundos (que le parecieron minutos). No sabe cómo ocurrió pero, de repente, encendió la moto y salió, y el OVNI salió disparando hacia quién sabe qué lejana galaxia, claro. Zulma nunca llegó a la entrevista. ¿Y adónde fue?, pregunté a su primo. Ni puta idea, me dijo... supongo que a la iglesia.

5. Y, así como hay personas que no llegan a las entrevistas, hay otras que casi no salen vivas de ellas. Una chica estaba sentada, al fondo, en la oficina de una perfumería del barrio de Almagro, en una entrevista laboral cuando, alguien le da un patadazo a la puerta y entra. ¡Esto es un asalto!, dice un muchacho de no más de 17 años. Eran dos ladrones adolescentes que metieron a todo el personal, a los clientes y a la postulante para el empleo de cajera, en el depósito, todos apretaditos. Uno de los ladrones le apuntó a esta muchacha y le dijo: la caja fuerte, ¿dónde está la caja fuerte? No sé, no sé, dijo. Entonces el ladrón le disparó a una botella de Poett lavanda. ¡Yo no trabajo acá! ¡Vine a una entrevista!, dijo nuestra pobre busca empleo. Entonces, el ladrón apuntó a otra persona que sí trabajaba ahí, quien les llevó hasta caja fuerte, sacaron el dinero, tomaron unos desodorantes y todo volvió a la normalidad. Claro, nuestra amiga desempleada estaba shockeada. Bueno, ¿continuamos?, dijo la empleadora. No, está bien, prefiero irme, dijo la muchacha.



Hay de todo, ¿o no? Una vez me ofrecieron... ah, no. Hoy era sobre otros Muy Desempleados. Luego les cuento qué me pasó a mí.  

No se olviden de comentar, recomendar y volver.
Saludos,

jueves, 6 de marzo de 2014

Orientación vocacional




Un amigo, al que conocí en uno de esos empleo-desgracia, me dijo una vez que sería interesante escribir una entrada que hable sobre el lado lindo de ser desempleado (porque sí, a veces, tiene sus momentos).

La realidad es que, estos dos feriados de carnaval llegaron en el momento justo: tuve dos semanas de trabajo muy duro, con mucha tensión luego de descubrir que la consultora me mintió, que no voy a estar trabajando tres meses de prueba, con posibilidad de efectivización, sino que trabajaría como cubridor de vacaciones por dos semanas y luego, casi seguro, a la calle.

El lunes y martes viví los feriados como deben ser, como feriados. Lo único que hice durante dos semanas fue dormir, almorzar e ir a trabajar. Por suerte, tuve la posibilidad de disfrutar estos dos días, al máximo. Leí bastante, miré algunas series, escribí algunos textos y canciones, grabé algunas cosas y sobre todo, descansé.

Estas actividades me recuerdan a mi vida de desempleado, a mi vida de estudiante y, a la vida que quiero tener. No es que quiera ser un rey, que no deseo trabajar, sino que, como todos, quisiera trabajar de lo que me gusta.

Esto me recuerda a cuando estaba en el último año de la secundaria y mi mamá me preguntaba qué iba a hacer con mi vida. Todos los días, a todas las horas estaba encima mío, ella y su preocupación: ¿qué vas a hacer con tu vida? ¿qué vas a estudiar?
Me costó decidirme por una cosa (porque me gustan muchas) y, como ella no soportó mi indecisión, me sacó turno en el hospital, con una psicóloga, para la orientación vocacional.

No recuerdo exactamente cómo fue la charla pero, estoy seguro que la pregunta de la psicóloga iba de por qué razón estaba ahí. Recuerdo haber dicho que estaba ahí para que me digan qué debía hacer o estudiar. Ella me dijo: esto no es un test vocacional, acá orientamos a la persona para que descubra qué le gustaría hacer. Me fui del consultorio pensando en que no me era necesario continuar con esa orientación: yo sabía qué cosas me gustaban, me interesaban y me motivaban.

Creo que fingí ir a la orientación durante un tiempo. Mi madre nunca me preguntó sobre ello o, al menos no lo recuerdo. Pienso que ella sabía que yo sabía qué quería, pero me apuraba, simplemente, para que me mueva, para que haga cosas. Así que, desde aquellos días no paro de hacer, de estudiar y capacitarme todo lo posible. Solo me falta conseguir el empleo adecuado.

Hoy, mi madre no me apura como en aquellos días: me deja dormir, me trata bien, porque tengo un empleo (¿o tuve?: la RRHH de la empresa me dijo que espere hasta el viernes porque la selección se atrasó por los feriados). Para mi mamá, lo importante es trabajar, no importa de qué o cómo. Está feliz, se siente completa por mí. Yo, al menos estos dos días de descanso, de ser yo, me sentí bien.

Y, a pesar de no haber hablado de casi nada en particular, esta entrada es, algo así como un rejunte de pensamientos. Y no mucho más.

Lectores están invitados a comentar y recomendar el BLOG.
Saludos,


miércoles, 5 de marzo de 2014

Fin del contrato II

Había escrito una entrada, un tanto optimista para el día de hoy. Trataba sobre varios temas, entre ellos, los feriados y la orientación vocacional. Pero tendrá que ser la entrada de otro día porque sucedió lo siguiente:

Los lectores atentos ya conocen la historia. Quienes no, podrán leer las distintas partes que la conforman: PARTE 1 - PARTE 2 - PARTE 3 - PARTE 4

Prosigamos.

Hoy era un día clave, por, sobre todo, dos razones:
1. Me iban a informar si ya estaba el pago de las dos semanas que trabajé.
2. Me despedirían o me efectivizarían.

Empecé a trabajar en esta empresa como inventarista. Fui contratado por la consultora G**** L******, que me mintió, entre otras cosas, diciendo que estaría de prueba tres meses y que luego había posibilidades de efectivización. Cuando llegué al empleo, me encontré con que me habían contratado para reemplazar al cubridor de vacaciones, que renunció a los dos meses y medio de trabajo. Por lo tanto, mi vida útil, ahí, era de dos semanas, no de tres meses.

Si bien veía lejos la posibilidad de efectivización, la semana pasada tuve una entrevista directa con la empresa. La desconsiderada, descortés e indiscreta RRHH de la empresa, me dijo que le parecía raro que quieran efectivizar a alguien que tiene dos semanas de trabajo, teniendo en cuenta que hay otros empleados con más tiempo y experiencia esperando que los efectivicen. Argumenté que estaba haciendo un buen trabajo pero no sé si la convencí. De todos modos, me envió a hacer los exámenes médicos. Me dijo que el lunes 3 de febrero me llamarían para firmar el contrato y que, esa misma noche comenzaría a trabajar. Ni ella ni yo nos percatamos de que fue feriado o, al menos eso quiero creer.
Así que yo supuse que el día clave era hoy.

El día 28 de febrero se acabó mi contrato.

Hoy me levanté y le envié un mail a la RRHH de la consultora diciendo esto:

De: Gonzalo
Para: tt*****
Hola T*****, soy Gonzalo *****. Los de administración de RRHH jamás me pasaron la fecha exacta de cobro. Supongo que ya está disponible. ¿Me lo podés confirmar, por favor?

Muchas gracias.

Me respondió al instante...

De: tt*****
Para: Gonzalo
Gonzalo;
Recién averigue y cobras el próximo lunes 10-03-2014
Saludos

La realidad es que esa respuesta no me decía nada. Yo necesitaba saber qué iba a pasar con mi vida: si seguía trabajando, si me iban a pagar las dos semanas, si me iban a liquidar el sueldo... ¡algo! Así que le respondí.

De: Gonzalo
Para: tt*****
¿Alguna información más?:
1.¿Por cheque, por débito? (Me habías dicho que el cobro era en los 5 primeros días hábiles. ¿Alguna explicación del por qué debo esperar tanto tiempo?)
2.¿Me despidieron o algo? (Ya que me dijeron que los contratos finalizan en marzo y que yo estaba como reemplazo del cubridor de vacaciones, que renunció).

Espero tus respuestas, muchas gracias.

A lo que me responde lisa y llanamente esto:

De: tt*****
Para: Gonzalo
Si venite con tu dni el próximo lunes 10-03-2014 a las 12hs aca a av Belgrano 1580!
Saludos

¡¿Sí, qué?! ¿Me despidieron?, ¿el cobro es por cheque, por débito? ¡¿Sí, qué?!
No le respondí porque entré en un violento tornado de ira desenfrenada que terminó en transformarse en nervios, tristeza y frustración.

Siendo ya el mediodía, sigo esperando el llamado que me diga que me efectivizan pero, claro, a esta altura, ya parece imposible.

Así que, así fue.

¿Qué me dicen que haga? ¿Se puede hacer algo al respecto? ¿Algo más que quedarme esperando? ¿Algo más que seguir buscando empleo? Quiero venganza, quiero muerte. En fin, no me siento muy bien el día de hoy.

Espero sus comentarios.
Saludos,

jueves, 27 de febrero de 2014

Fin del contrato

(No hay foto porque estoy demasiado tenso y cansado esta semana. Sepan comprender)

Bueno, se termina febrero y estoy hasta las manos. Para aquellos que no siguen mi crónica anunciada de este empleo, que agarré: PARTE 1PARTE 2 - PARTE 3.

Ayer tuve que presentarme en las oficinas de RRHH de la empresa. Según mi jefe: o te rajan a la mierda o te ponen efectivo. Así que fui.

Luego de anunciarme y esperar en recepción un largo rato, secarme las manos con el pantalón, ponerme alcohol en gel, que se sequen, y que se repita varias veces ese proceso, me hacen pasar a una oficina donde sigo esperando otro largo rato, hasta que se aparece la RRHH. Mis manos estaban empapadas, pero me dio un beso. Se sienta, me vuelvo a sentar y me dice: ¿trajiste tu CV? Hmmm, nop. Bueno, ahí vengo. Fue y buscó un formulario.

Comenzó preguntándome cosas personales, muy básicas, hasta que me dijo: bueno, ¿por qué creés que quieren efectivizarte? La realidad es que... no sé, le dije. Y luego pensé en todo el esfuerzo que hice durante estas dos semanas:

-En principio, me acomodé bien al grupo.
-Aprendí el procedimiento del trabajo muy rápidamente: no solo contar los productos, sino que también, me preocupé en comprender y saber cómo es el armado de las carpetas de información. Al término de la primer semana ya lo hacía yo, y esa tarea es algo que enseñan a los empleados entre la tercera y cuarta semana de trabajo.
-Estoy haciendo un sacrificio enorme para ir a trabajar en este equipo al que me asignaron, ya que no es de mi zona. En la entrevista con la consultora se planteó que como yo vivo en Belgrano, iba a trabajar cerca, al menos en Capital. Entonces, vivo en Belgrano, salgo dos horas y media antes para encontrarme en Eva Perón y Gral. Paz, con mis compañeros. El trabajo es de 20:00 a 04:00. Así que, me dejan en Acoyte y Rivadavia, duermo en lo de mi novia, en Caballito, a la mañana siguiente vuelvo a mi casa (no siempre, pero casi siempre) y después vuelvo a hacer este recorrido: de lunes a viernes.

Y se los dije. Creo que dije algo más pero, con eso alcanza. ¿Ves?, me dice, había muchas cosas positivas, al final. Bueno, mirá, a mí me llama la atención que quieran efectivizarte con solo dos semanas de trabajo, me dice. Significa que confían en vos, que trabajás bien, agrega.

Luego de unas cuantas preguntas más, me dice: mañana (hoy) a las 8 de la mañana, tenés que ir a hacerte el preocupacional. Así que fui. Te cuento: anoche me acosté como a las 4 y un poco más, me levanté a las 7, con ganas de hacer pis y fui.

Estuve como hasta las 10:30 hrs. ahí. Volví a casa y me tiré a dormir hasta recién. Se supone que en estos días tiene que venir alguien a hacer la entrevista ecoambiental: ven dónde, cómo y con quién vivo, entre otras cosas. Ahora me voy a trabajar. Espero que cuando vengan haya alguien porque sino, según me dijo la RRHH, hablan con el encargado del edificio. Ese muchacho me odia. En fin, en dos días se me finaliza el contrato más mentiroso de mi historia laboral y, ¡puede que me efectivicen! Ahora todo depende de cómo se encuentre mi salud, supongo.

Así que, así fue. Capaz me quedo, capaz me echan. De todos modos, sigo buscando algo que tenga que ver con mi carrera. Eso siempre.

No te olvides de comentar y de recomendar el blog.

Saludos,


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